LGTBIfobia

Crecen un 130% los discursos de odio contra el colectivo LGTBI: "Si un tío se maquilla es maricón. A la hoguera"

El aumento de mensajes contra el colectivo coincide con una contracción de los discursos de apoyo y celebración de derechos

Imagen de archivo de una bandera arcoiris.

Imagen de archivo de una bandera arcoiris. / Europa Press/Contacto/Marius Simensen

Violeta Molina Gallardo

Los mensajes de odio contra el colectivo LGTBI han crecido más de un 130% entre 2019 y 2022 en España: un estudio internacional de la consultora LLYC alerta del aumento de la LGTBIfobia en las redes sociales y de la reducción de los mensajes de apoyo al colectivo.

Con el objetivo de analizar cómo se ha desarrollado la interacción social sobre diversidad LGTBI en los últimos cuatro años, el informe 'Discurso de odio y orgullo LGTBIQ+ en la conversación digital' ha analizado más de 12 millones de mensajes y casi 790.000 perfiles de Twitter. Y los resultados son preocupantes: los tuits de odio contra el colectivo se han disparado más de un 130% y se acercan año a año al volumen de mensajes de apoyo.

Aunque la conversación positiva se sitúa en el 60% y los mensajes de odio en el 20% en el periodo que va de 2019 a 2022, si se fija la mirada en el último año analizado, 2022, los mensajes que cargan contra lesbianas, gais, trans, intersexuales o bisexuales ya constituyen el 46,5%, frente a un 53,3% de discursos de apoyo al colectivo.

"Vuelta al armario digital"

La principal conclusión del informe, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, es que el discurso de odio gana terreno. Además del crecimiento de la narrativa lgtbifóbica en redes sociales, se observa una "vuelta al armario" de la conversación que celebra derechos y ampara al colectivo. Estos mensajes positivos de la propia comunidad LGTBI o de personas que la apoyan han descendido casi un 16%.

Se aprecia, en efecto, un contexto de polarización creciente en el que conviven el aumento del rechazo y la retracción pública del propio colectivo y de sus personas aliadas.

El responsable del informe de LLYC, David González Natal, califica de preocupante el crecimiento del discurso de odio, así como la "metafórica vuelta al armario digital por parte de la conversación que celebra los derechos del colectivo": "Todo esto hace que, por un lado, haya que pensar más que nunca en medidas que protejan al colectivo de esos ataques a los que se ve sometido en redes sociales, pero también en cómo proyectar historias positivas de impacto que impulsen la conversación positiva y de apoyo".

Utilizando inteligencia artificial y big data, LLYC ha analizado el contenido de millones de tuits. A continuación, pueden leerse algunos ejemplos de la lgtbifobia detectada: "Si un tío se maquilla es maricón. A la hoguera"; "una mujer trans es un hombre que no acepta ser varón y que se niega a ir a terapia"; "no estoy de acuerdo con que el Estado legalice el matrimonio gay y mucho menos que parejas homosexuales adopten niños" o "no me molesta que los homosexuales celebren su condición, lo que me molesta es la inmoralidad y el desenfreno".

La consultora precisa que hubo muchos mensajes negativos sobre la ley trans y relacionados con la afirmación del Papa Benedicto XVI de que el matrimonio de personas del mismo sexo constituye "una deformación de la conciencia". El odio también se dirigió a las familias diversas, a supuestos privilegios del colectivo y a una presunta ideología de género.

En el otro lado, la "comunidad promotora" o aliada escribió muchos mensajes de apoyo también a la ley trans y críticas a la decisión de algunos ayuntamientos de no ondear la bandera arcoíris con motivo del Orgullo.

El odio crece más allá de nuestras fronteras

En 'Discurso de odio y orgullo LGTBIQ+ en la conversación digital', LLYC ha tomado el pulso a los discursos tuiteros relativos al colectivo LGTBI en España y en otros diez países más: Portugal, Estados Unidos, México, República Dominicana, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Panamá. Para ello, ha analizado 169 millones de mensajes y casi 36 millones de perfiles tuiteros entre 2019 y 2022.

La situación es clara: crece el ataque discursivo al colectivo (un 9%) y se contrae la participación en tono positivo (un 40%). En Ecuador, Chile y Perú, los mensajes negativos superan en número a los positivos.

Según LLYC, Estados Unidos contribuye en mayor medida a la participación que promueve los valores de la comunidad LGTBI (aportando un 69% del total de incursiones positivas), seguido de España (12,6%) y México (5,7%).

Nuestro país destaca por la aportación de conversación positiva, pero al mismo tiempo figura en el ránking de mensajes lgtbifóbicos: Brasil, Estados Unidos y España son los que mayor volumen de interacción negativa aportan contra el colectivo.

Antesala de los delitos de odio

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) viene alertando desde hace tiempo de que los discursos de odio son la antesala de los delitos de odio.

Con el objetivo de combatir esos mensajes de odio, los sindicatos CCOO y UGT se unieron a distintas organizaciones no gubernamentales y colectivos LGTBI para impulsar un "pacto social" que acabe con la proliferación de estos discursos.

"Los discursos de señalamiento y odio contra grupos en situación de vulnerabilidad, y sus consecuencias, construyen una sociedad española con más violencia, más agresiones y más discriminación", denunciaban los firmantes de ese pacto.

Ante esta realidad, el Ministerio del Interior anunciaba la semana pasada que intensificará el monitoreo que realizan las brigadas de delitos telemáticos para vigilar los discursos de odio que se lanzan en redes sociales contra el colectivo LGTBI.

Según una encuesta publicada el pasado mes de mayo, en España el 29% de la población LGTBI ha sufrido acoso; el 27,5%, discriminación y el 8,6% ha sido agredido por su orientación sexual, identidad y expresión de género en los últimos cinco años. De esta forma, entre 950.000 y 1,1 millón de personas habría sido acosada por este motivo; entre 900.000 y 1 millón habría sido discriminada y entre 283.000 y 325.000 habría sido agredida física o sexualmente.