Los epidemiólogos dan por hecho el fin de la mascarilla mañana

El Ministerio de Sanidad debatirá la retirada de su uso obligatorio en farmacias y hospitales

Beatriz Pérez

Los epidemiólogos dan por hecho que mañana el Ministerio de Sanidad anunciará el fin de las mascarillas en farmacias y hospitales, los únicos espacios (junto a las residencias de ancianos) en los que aún deben usarse. La obligatoriedad de la mascarilla, el único resquicio que queda de la pandemia de COVID-19 (que aún no ha acabado, pese a no ser ya una emergencia internacional), es una competencia estatal, por lo que las comunidades no pueden tomar una decisión al respecto. Sin embargo, algunas ya reclamaron hace dos meses al ministerio el cese de su obligatoriedad debido a la mejora epidemiológica.

Sanidad debatirá mañana el fin del tapabocas en farmacias, hospitales y geriátricos. Los médicos consultados por El Periódico, del mismo grupo editorial que LA OPINIÓN, creen que, tras esa reunión, se anunciará finalmente el cese de las mascarillas en farmacias y hospitales, como mínimo. Con respecto a los geriátricos, debido a la vulnerabilidad de los ancianos, se muestran más cautos. Los médicos creen que este anuncio se producirá, no solo por la mejoría epidemiológica, sino por las elecciones generales del 23 julio, para las que faltarán justo un mes este viernes.

El fin de las restricciones por el COVID-19, ya fueran estas más o menos severas, siempre ha sido recibido con entusiasmo por una población cansada y herida por la pandemia. “No tiene sentido mantener las mascarillas, excepto en la interacción con los pacientes hospitalizados, es decir, en las áreas vulnerables de los hospitales”, señala el infectólogo del Hospital del Mar (Barcelona) Robert Güerri y miembro del comité científico asesor del COVID-19 en Cataluña. “En el resto de espacios no tiene sentido. Yo lo veo clarísimo y debería haber caído hace tiempo”, valora Güerri.

También Salvador Macip, catedrático de medicina molecular de la Universidad de Leicester y miembro del comité científico asesor del COVID-19, cree que, ahora mismo, la mascarilla “no marca ninguna diferencia”, aunque apunta que los geriátricos deberían ser “el último sitio” del que retirarlas.