El Papa lanza un mensaje ecologista y feminista tras pedir perdón por los abusos

El papa Francisco se acerca en Lisboa a los jóvenes, el futuro de la Iglesia, con un mensaje en clave feminista y ecologista, y tras reunirse con trece víctimas de abusos sexuales a manos de sacerdotes, a los que pidió “perdón” en su “nombre personal y en nombre de la Iglesia”, según desveló la presidenta del Equipo de Coordinación Nacional de las Comisiones Diocesanas para la Protección de Menores y Adultos Vulnerables, Paula Margarida, presente en el encuentro.

La entrevista, que tuvo lugar el miércoles por la tarde, fue “profundamente difícil, pero reparadora”, duró más de una hora y Francisco se mostró “emocionado”, según Margarida. La reunión no estaba en la agenda pública para proteger la identidad de las víctimas y tuvo lugar a petición del propio papa Francisco.

En la reunión también participó el psiquiatra portugués Pedro Strecht, que lideró la comisión independiente que investigó recientemente la dimensión de los abusos sexuales en la Iglesia lusa. Esta comisión concluyó que desde 1950 hay al menos 4.800 víctimas de pederastia en el país y entregó a la Iglesia una lista de curas sospechosos.

Las víctimas agradecieron que el Papa pidiera ante el clero luso “una purificación humilde y constante” en relación con el escándalo de los abusos a menores y que las víctimas “sean siempre acogidas y escuchadas”. Sobre todo porque la Conferencia Episcopal lusa (CEP) ha pasado de puntillas sobre esta polémica y dejado en manos de los obispos la actuación sobre los sacerdotes señalados por abusos. Como resultado, fueron apartados del cargo unos quince, pero algunos ya han retomado su actividad.

En otra reunión, ya ayer, con jóvenes universitarios en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el pontífice aseveró que las mujeres son “indispensables” pero lamentó que en el “inconsciente colectivo” muchas veces está “pensar que las mujeres son de segunda”. Lamentó que las mujeres jueguen como “suplentes, no de titulares”. Tras escuchar el testimonio de cuatro jóvenes y ante la presencia de 2.000 personas y 6.500 en los alrededores, el Papa recordó, en un discurso íntegramente en español, que en la Biblia se ve “cómo la economía de la familia está en buena parte en manos de la mujer” que con su “sabiduría” es la que “regenta la casa, que no tiene como objetivo exclusivamente el beneficio, sino el cuidado, la convivencia, el bienestar físico y espiritual de todos”.

El Papa aprovechó la ocasión para instar a los jóvenes a ser “maestros en nuevas oportunidades para el planeta y sus habitantes, maestros de esperanza y maestros que defiendan la vida del planeta amenazada en este momento por una grave destrucción ecológica”, subrayó.

A su juicio, hay que “reconocer la urgencia dramática” de cuidar “la casa común” pero no hay que conformarse con “medidas paliativas o con compromisos tímidos y ambiguos”. “En este caso, los términos medios son sólo una pequeña demora en el derrumbe. No olviden esto”, enfatizó el Pontífice.

Bergoglio instó a “escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres”; a “poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones, junto al del descenso de la natalidad” y a “no crear polarizaciones, sino visiones de conjunto”.

Más de 400.000 cristianos toman el centro

Decenas de miles de fieles tomaron ayer el centro de Lisboa para asistir a la ceremonia de acogimiento, el primer encuentro multitudinario abierto con el papa Francisco en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). La ceremonia se celebró en el céntrico parque Eduardo VII, donde un altar gigantesco preside la Colina del Encuentro, uno de los escenarios del programa de la JMJ. Jóvenes católicos llegados de todo el mundo comenzaron a tomar la colina desde primeras horas de la mañana, algunos hasta siete horas antes del inicio de la ceremonia que encabezara Francisco, que llegó el martes a Lisboa. “Aquí está la juventud del papa”, “Xisco papa” o “Queremos ver al papa” son algunas de las consignas coreadas por los jóvenes, que aguardaron al papa disfrutando de un macro-concierto. El Papa se dejó arropar por la multitud en su recorrido en el papamóvil por las calles del centro de Lisboa hasta llegar al parque Eduardo VII para su encuentro multitudinario con peregrinos. En medio de un impresionante dispositivo de seguridad, el vehículo avanzó entre decenas de miles de personas y gritos de “queremos ver al papa” o “aquí está la juventud del papa”. Entre 300.000 y 400.000 personas, según los organizadores, han asistido a la ceremonia. El centro de la ciudad portuguesa estuvo cortado al tránsito y varias estaciones de metro permanecieron cerradas mientras cientos de autobuses trasladaban a los peregrinos a las proximidades del parque.