Adiós al pañal sin conflictos

España está lejos del fenómeno suizo por el que muchos niños inician la etapa escolar sin dominar el control de esfínteres, aunque los expertos subrayan que algunas tendencias de crianza actuales pueden dificultar este proceso

Un padre acompaña a su hijo, sentado en el orinal. |   // LOC

Un padre acompaña a su hijo, sentado en el orinal. | // LOC / M. gonzález

M. gonzález

En esta época estival muchas familias inician el proceso de retirada de pañal de sus hijos, especialmente si están a punto de iniciar el colegio. Se trata de un momento clave en la crianza, que no debería ser especialmente complejo si se realiza de forma correcta. Sin embargo, en Suiza este tema se ha convertido en un fenómeno preocupante, ante el aumento de niños de más de cuatro años que acuden al colegio con el pañal, lo que ha abierto un debate nacional sobre a qué edad se debe obligar a los pequeños a ir al baño por su cuenta.

Lejos de esa situación en España, expertos en educación infantil sí ven cómo se están retrasando procesos como el del control de esfínteres, que no debería complicarse si se siguen una serie de pautas básicas.

En este contexto, el psicólogo José Cardama, del Gabinete de Psicología Arca, distingue entre la madurez fisiológica-neurológica y el aprendizaje social. “La capacidad biológica de controlar esfínteres se situaría entre los 9 y los 12 meses; a partir de ahí, es un aprendizaje cultural”, afirma. De este modo, apunta que “cuanta más ropa lleven los niños, más complicaciones tendrán a la hora de retirarla”, o que “cuanto más nos metamos en países desarrollados, con un nivel económico más alto, más baratos serán los pañales, por lo que no les preocupará tanto a las familias quitárselos o no”, destaca.

Pero en este proceso también afirma que “se ha extendido una moda con esa idea de “a demanda”, que se ha instaurado en toda la cultura de la crianza infantil, por la que el niño es el que marca el ritmo, el que sabe cuándo está maduro y cuándo quiere quitarse el pañal. Y esa cultura le ha quitado a las familias el trabajo de enseñar los aspectos culturales de donde vivimos nosotros”.

“Un aprendizaje social del control de esfínteres incluye, en primer lugar, saber usar la ropa; tenemos que enseñarles a que sean autónomos, que no necesiten ayuda de nadie, y en nuestra cultura ese aprendizaje incluye bajar y subirse los pantalones solos y, por supuesto, ponérselos; eso lo puede aprender un niño con un mínimo de atención entre 16 y 24 meses”, afirma Cardama. “¿Qué nos encontramos en la cultura actual de la crianza a demanda? Que el niño no quiere quitarse el pantalón, ni ponérselo...”, subraya. “La familia es la que tiene que transmitir los aspectos culturales y enseñarlos”, insiste. “Se trata de un aprendizaje social que le toca a la familia, no al niño. Y ese es el gran problema que hay ahora, que piensan que no les corresponde guiar este proceso. Están cargando la responsabilidad de la educación en los niños, no son los padres los que asumen la responsabilidad de criar y educar a sus hijos, con los errores que eso conlleva”, subraya.

En este sentido, Cardama indica que “hablamos de autonomía, pero es mucho más. Se está aligerando demasiado y nos está costando todo lo que llamamos autonomía, pero es mucho más, hablamos también de la capacidad de frustración, que es la base para el aprendizaje del ser humano”.

En relación a la problemática que se da en Suiza, Vanessa Campo, de la Escuela Infantil Abrente, subraya la necesidad de “analizar qué está pasando para que eso llegue a ocurrir”. En su escuela inician el control de esfínteres siempre después de un trabajo previo de autonomía, pero coincide con Cardama con que ahora hay “un movimiento social por el que son los niños los que tienen que abandonar el pañal”. “Con esta tendencia de que todo sea a demanda esperamos a que sean los niños los que digan que quieren quitárselo y, desde mi punto de vista, no es una decisión que tenga que tener un miembro de la familia, sino todos”, afirma.

“El control de esfínteres puede que sea el primer reto al que nos enfrentemos en la crianza de nuestros niños y niñas, pues para realizarlo tenemos que seguir ciertas normas familiares (orinal, baño...), que serán establecidas o ya consensuadas por todos los miembros de la familia y no solo por el protagonista del proceso”, subraya.

“Cada etapa del desarrollo tiene un momento de adquisición”, prosigue Campo, “y retrasar estos momentos no va a hacer que éstos mejoren, sino que esos retos se hacen a destiempo, provocando que el desarrollo se ralentice y que sea solo un miembro de la familia el que tome decisiones a pesar de que no tiene la madurez para tomarlas”, afirma.

La retirada del pañal es un proceso que depende, según el pediatra Juan Manuel Sánchez Lastres, “del desarrollo psicomotor del niño o de su proceso madurativo, de la capacidad de autonomía que tenga”. También apunta a que “puede provocar una frustración tanto en el niño como en los padres porque hay que tener mucha paciencia, mano izquierda e intentarlo muchas veces. Siempre tiene que haber, además, alguien que sea el responsable de ese proceso”, subraya.

La enuresis nocturna, capítulo aparte

Aunque en muchos casos suele ir aparejado, no siempre la retirada del pañal de día viene acompañado con su retirada durante la noche. De hecho, la incidencia de la enuresis nocturna es mayor de lo que se pueda pensar: el 16% de los niños de 5 años, el 10% de los de 6 años y el 7,5% de los de 10 años de edad se hacen pis en la cama regularmente. “Por la noche ya estamos hablando de algo biológico-fisiológico”, dice José Cardama, “se trata de un sistema automático en el que podemos intervenir muy poco o debemos intervenir muy poco”, destaca. “Una de las cosas que no se debe hacer nunca es ponerlos a hacer pis cada dos, tres o seis horas, no sirve para nada. Aprenden con los años, lo que hacemos al levantarlos no es voluntario y algunos ni siquiera se despiertan, no es nada útil”, agrega. “Empezamos a considerar como un problema la enuresis nocturna cuando se superan los 6 años”, destaca Juan Manuel Sánchez Lastres. “Hay que distinguir si se trata de una enuresis nocturna, sin síntomas diurnos, lo que se denomina enuresis nocturna monosintomática, que, a su vez, puede ser primaria o secundaria. La primaria es cuando nunca han pasado más de seis meses sin mojar el pañal y la secundaria, cuando ha tenido un periodo de control superior a ese tiempo y luego recaen”, explica. Descartando la enuresis con síntomas diurnos u otros problemas como la vejiga hiperactiva suele optarse por la terapia conductual para tratarla. “Tarde o temprano acaba desapareciendo el problema, aunque, a veces, por circunstancias específicas o por un dinámica intrafamiliar específica, iniciamos tratamiento”, afirma el pediatra. En este caso, para la enuresis nocturna primaria monosintomática existen diferentes opciones como “las alarmas” o la prescripción de fármacos como la desmopresina.