Rusia lanza con éxito su misión hacia el polo sur de la Luna

El Kremlin aspira a convertirse en el pionero en extraer agua del suelo lunar | Ninguna nave ha aterrizado aún en esta zona del satélite

Despegue del cohete, ayer, en el cosmódromo de Vostochni.   | // EFE

Despegue del cohete, ayer, en el cosmódromo de Vostochni. | // EFE / Àlex Bustos

Àlex Bustos

Tal como hizo la Unión Soviética en su día, Rusia quiere ser un referente de la carrera espacial y se propone hacer historia convirtiéndose en el primer país que logra aterrizar con éxito en el polo sur de la Luna, la nueva tierra prometida de la exploración espacial. El objetivo: apuntarse un tanto geopolítico y extraer agua. En la actualidad, el rival a batir es India, país con el que se disputa la hazaña.

La sonda robótica la Luna-25 salió en la madrugada de ayer, a las 1.20 horas, horario de España, de la superficie terrestre con la misión de aterrizar cerca del cráter Bogulawsky, una depresión en el lado septentrional del cuerpo celeste de 97 kilómetros de diámetro. El programa lunar ruso permanecía suspendido desde 1976, cuando el país aún era la Unión Soviética. Tras despegar del cosmódromo de Vostochni, situado en la región de Amur, cerca de la frontera con China, la misión tardará cinco días en alcanzar la órbita lunar. La sonda permanecerá cerca de una semana antes de intentar aterrizar en el polo sur, informó Roscosmos, la agencia espacial rusa.

Aunque las relaciones entre Nueva Delhi y Moscú son buenas, en el ámbito espacial se han vuelto rivales. Pese a que India envió su nave 28 días antes respecto a su homóloga rusa, esta última previsiblemente llegará antes. Según cálculos de Roscosmos, el aterrizaje se producirá entre el 21 y el 23 de agosto. Nueva Delhi lanzó su misión espacial Chandraayan el pasado 14 de julio, ingresó en la órbita lunar el 5 agosto y está previsto que, como muy temprano, alunice el 23 de este mes. India sería el cuarto país que consigue llegar al satélite terrestre, después de la propia Rusia, Estados Unidos y China. Esta última consiguió aterrizar en la cara oscura de la Luna en 2019, siendo el segundo país que lo lograba.

El proyecto ruso en la Luna está previsto que sirva para probar nuevos métodos de alunizaje y tomar muestras de la superficie del satélite. Se trata de una misión a largo plazo, mientras que la india será mucho más breve, de unos 14 días terrestres, lo que dura un periodo de luz lunar. Los dos aparatos llegarán a partes distintas del polo sur. Con el objetivo de encontrar agua, la nave cuenta con un espectrómetro de masa LAZMA que permite estudiar la composición química de la superficie lunar, un detector de partículas neutras y polvo lunar PML, y un espectrómetro infrarrojo LIS, entre otros instrumentos. También cuenta con un sistema de cámaras para filmar la superficie del satélite terrestre durante el alunizaje y grabar panorámicas lunares.

Construir una base

Medios rusos apuntan a que el hielo lunar podría ser clave para construir una base, ya que con agua importada puede resultar muy caro. Se estima que transportar un litro puede costar cerca de 1 millón de dólares. El agua es vital no solo para una hipotética tripulación, también para extraer oxígeno y el combustible de las naves.

Durante la era soviética, Moscú ya envió 24 dispositivos a la superficie lunar mientras competía con la NASA en la carrera espacial. Está previsto que en los próximos años se envíen las misiones Luna-26 (en 2027 y vital para futuras expediciones) y Luna-27, que en 2028 estudiará la composición interna del satélite terrestre.