La obra dispersa del Maestro Mateo

Varias esculturas del taller del creador del Pórtico de la Gloria pueden observarse en las parroquias del rural de Santiago y en ayuntamientos limítrofes

Escultura del taller de Mestre Mateo, perteneciente al desaparecido coro pétreo de la catedral de Santiago, en la parroquia compostelana de Santa Cristina de Nenemzo.   | // ANTONIO HERNÁNDEZ

Escultura del taller de Mestre Mateo, perteneciente al desaparecido coro pétreo de la catedral de Santiago, en la parroquia compostelana de Santa Cristina de Nenemzo. | // ANTONIO HERNÁNDEZ / Natalia sequeiro

Natalia sequeiro

Pudo suceder más o menos así. Alrededor del año 1710, el párroco de la parroquia compostelana de Santa Cristina de Nemenzo estrenaba un cruceiro a la puerta de su iglesia. Se presentó en la Catedral y le regalaron una de las estatuas que andaban sueltas por el templo. En esos años, se desmontaba el coro pétreo que había esculpido el taller del Maestro Mateo, el autor del célebre Pórtico de la Gloria. Aunque pocos la visitan, la escultura sigue hoy en día a la vista en la zona rural de Santiago. No es la única obra del genio del románico gallego que cambió su ubicación original. En otros puntos de Compostela y en sus alrededores se encuentran dispersas estatuas concebidas por uno de los grandes del arte universal.

El cruceiro de Santa Cristina de Nemenzo, explica el investigador distinguido de la Universidade de Santiago y doctorado por la de Harvard, Francisco Prado-Vilar, “coincide cronológicamente con el desmontaje del coro del Maestro Mateo”. Construido hacia el año 1200, la obra se eliminó “porque no era cómoda” y se sustituyó por el actual coro manierista de madera”. Prado relata que en la época apreciaban el conjunto arquitectónico-escultórico erigido años antes que el Pórtico de la Gloria y se decidió reutilizar parte de sus piezas. La de Santa Cristina de Nemenzo se corresponde con uno de los niños cantores que adornaban el lugar donde se situaba el clero. Otros se reubicaron y aún pueden verse en la fachada de Platerías. Las esculturas que rodean la Puerta Santa también se reaprovecharon. Son los 24 profetas que decoraban el coro pétreo, que ahora se puede apreciar (reconstruido) en el Museo de la Catedral. Prado-Vilar sostiene además, que según sus investigaciones, en el tímpano de la iglesia de la Corticela también puede “ser una pieza reutilizada” del mismo conjunto.

En una fuente de la parroquia de San Pedro de Vilanova (Vedra) también hay dos esculturas con un parecido asombroso a las de la Puerta Santa. “Hacia 1670, un canónigo de la Catedral construyó allí una capilla, un pequeño hospital y una fuente monumental. Para decorar la fuente, tomó también dos de las esculturas de los profetas del coro”, relata el investigador que entre 2008 y 2018 coordinó el comité científico de la restauración del Pórtico de la Gloria.

Sin salir de Santiago, en la iglesia de otra parroquia del rural, la de Agualada de Marantes, también se puede apreciar la huella del gran maestro del románico. En este caso, apunta Francisco Prado-Vilar, la obra se esculpió tras su muerte por los integrantes de su taller, que a lo largo de los años de trabajo fueron adquiriendo el característico estilo mateano. Porque el creador del Pórtico no era un escultor. Era un maestro de obras, el ideólogo que recibió el encargo de rematar la Catedral románica de Santiago y se rodeó de un importante grupo de artistas para que fuesen ellos los que se ocupasen del mazo y del cincel. En sus primeras obras, como el coro y las piezas que se han reubicado en la Puerta Santa, aún es fácil apreciar estilos diferentes que con el paso del tiempo se irían homogeneizando. Tras la muerte del maestro siguieron trabajando y las piezas de la iglesia de Marantes de “son arcos procedentes del claustro de la Catedral, ya de la segunda década del siglo XIII”, explica el investigador de la USC.

Las estatuas y las puertas

Pero no sólo las obras del coro y las del claustro fueron eliminadas de la Catedral y diseminadas. Seis esculturas del propio pórtico de la Gloria también se retiraron. “Mi teoría es que en 1521, cuando deciden poner puertas en el exterior del pórtico, tuvieron que quitar las esculturas que estaban en la jamba plana, el lugar donde se pone la bisagra de la puerta. Había seis esculturas”, indica Prado-Vilar. Algunas las compró el Conde de Ximonde para su pazo de Vedra, pero en el año 1956 vendió dos de ellas al Museo de Pontevedra. Otras permanecen en la Catedral y las dos últimas “las compró el Concello de Santiago y después pasaron ilegalmente a la familia Franco”, apunta el investigador que ha realizado un informe para tratar de demostrar la apropiación indebida que cometió el dictador. Por el momento, la justicia ha dado la razón a los Franco sobre la propiedad de las estatuas de Isaac y Abraham. Actualmente el Ayuntamiento está pendiente de que se pronuncie el Tribunal Supremo y Prado-Vilar explica que el problema fue que la investigación entorno a la propiedad de las obras se realizó con el pleito ya en marcha y no pudo ser introducida como prueba.

Fuera de la Catedral hay localizada también otra escultura del Maestro Mateo. Se custodia en el Pazo de Baladrón en Ponte Maceira (Negreira) y está catalogada como Bien de Interés Cultural. “La identifiqué como de Santiago Caballero de Cristo, que es la primera representación, creo, de Santiago como caballero que había en la Catedral de Santiago”, indica Prado-Vilar. En verano del año pasado en Vigo se expuso la que se cree puede ser la cabeza original de la pieza de Santiago del Pórtico de la Gloria, cedida por otro propietario privado. Si se observa con atención el conjunto se aprecia que el rostro del apóstol luce esculpido en mármol cuando el resto del cuerpo es de granito.

Aunque buena parte de la producción del taller del Maestro Mateo se reutilizó y pudo seguir contemplándose a lo largo de los siglos, otra mucha sirvió simplemente como relleno para las distintas obras que se acometieron en el templo compostelano. En el año 1978, unas filtraciones de agua obligaron a levantar el suelo de la Catedral, justo delante del Pórtico de la Gloria. “Empezaron a darle vuelta a las losas y se dieron cuenta de que eran piezas del coro del Maestro Mateo”, explica el investigador. Buena parte de los hallazgos que a lo largo de los años han aparecido en las restauraciones de la Catedral pueden contemplarse en el Museo.

Prado-Vilar ve poco probable que en el futuro sigan apareciendo obras dispersas del genio del románico en pazos o iglesias, aunque nada es descartable. “Puede que haya alguna de algún niño del coro o algún profeta más, pero dudo que aparezcan más”, considera. Pero no descarta que queden restos de la obra aún ocultos en la Catedral que puedan descubrirse en futuras excavaciones.

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