Abusos sexuales

Pederastas tras la ilusión de los niños que quieren ser futbolistas o modelos

El entorno digital ha dado todavía más facilidades a los pederastas que fingen ser ojeadores o cazatalentos para ganarse la confianza de los menores

Recreación de la imagen de una menor en un portal web de pedófilos.

Recreación de la imagen de una menor en un portal web de pedófilos.

Guillem Sánchez

La forma de actuar del pederasta detenido en La Llagosta, un hombre condenado cuatro veces en el pasado por abusar de menores, encaja con la de un depredador que tiene un plan para acercarse a sus víctimas. Y no es nuevo, según subrayan tanto agentes de los Mossos d’Esquadra como de la Policía Nacional consultados por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica.

Hacer creer a sus víctimas, la mayoría hijos de familias humildes y de origen migrante, que era un ojeador de clubs de fútbol y que iba a ficharlos es una forma de proceder, consistente en jugar con sus ilusiones, frecuente en los agresores sexuales de menores, también de los que actúan en la red. 

"Sin la menor duda", responde un agente del cuerpo estatal al ser cuestionado por este diario acerca de si es común que un pederasta se haga pasar por ojeador de fútbol o por un cazatalentos que buscan adolescentes para convertirlas en modelos de pasarela, o en artistas. "Juegan con la falta de conocimiento del mundo real de los más pequeños y, sobre todo, con la ilusión que tienen, con el sueño de ser un gran futbolista o una modelo", asegura el policía.

"Es evidente", coincide un investigador de los Mossos al que se le traslada la misma pregunta. "Sucede como con las estafas", añade. "El agresor sexual o el estafador pone un anzuelo para que la víctima pique". "En el caso de los menores de los que se pretende abusar sexualmente ese anzuelo es la ilusión de que va a jugar en el F.C.Barcelona o de que llegará a ser una gran modelo", prosigue. 

"El delincuente quiere ganarse la confianza de la víctima a la que quiere agredir. Es como una inversión. Y cuando la confianza está ganada, comienza a ejecutar el delito", explica. "Siempre es el mismo mecanismo", lamenta el agente de los Mossos. A veces este tipo de violadores, o de estafadores, tienen componentes "psicopáticos" porque "observan" y "captan las necesidades emocionales" de las víctimas pero no muestran compasión ni reparo moral alguno en aprovecharlas para su beneficio.

El papel crucial de la familia

El entorno digital ha dado todavía más facilidades a los pederastas que fingen ser ojeadores o cazatalentos para ganarse la confianza de los menores. A través de las redes sociales entablan comunicación con las víctimas y lo hacen bajo perfiles falsos. Los niños realmente creen que están hablando con alguien que les ha visto jugar al fútbol y que pretende llevarlos a un gran club o con una agencia que ha entrado en las fotografías de su perfil y quiere ficharla para ser modelo. 

Ganada la confianza del menor es posible que, a partir de esas mentiras, los agresores soliciten fotografías cada vez más íntimas a la víctima. Si estas acceden, comienza la pesadilla porque el delincuente puede pasar a amenazarlos con divulgar esas primeras imágenes si no mandan más. Una espiral que no cesará hasta que los afectados reúnan el valor de hablar con sus padres y presentar una denuncia

"Los padres juegan un papel crucial. Deben estar cerca de sus hijos para conocer sus anhelos y advertirles de que en esta vida nada sucede así", subraya el agente de la Policía Nacional. "Los padres cada vez hablamos menos con los hijos, y eso es algo que hay que recuperar", aconseja.