Los reyes gallegos de la luz

Jacobo Gayo y Claudio García; Fuco Reyes, Alfonso Novo y Marcos Rodríguez figuran entre los mejores fotógrafos españoles | Juntos, lograron este año seis Lux, los Goya de la imagen | No temen a la IA pero sí les preocupan los filtros: “Es complicado retratar a una persona que se hace cien selfis al día”

mar mato

A los 27 años de edad, el argentino Claudio García decidió dar un giro a su vida, dejar todo lo que había hecho hasta ese momento y focalizarse en la cámara fotográfica. Hoy, junto al moañés Jacobo Gayo, con el que trabaja en la firma Jake and Claud, se ha convertido en uno de los grandes de la fotografía en España al ganar galardones Lux (los Goya de la imagen fija) en varias ediciones. Los últimos, dos en este año. “Nunca es tarde para cumplir sueños”, destaca García.

Jacobo y él junto a Alfonso Novo, Marcos Rodríguez y Fuco Reyes han conseguido seis Lux para la Comunidad gallega convirtiendo este 2023 en un año excepcional para la fotografía del país.

Para Gayo y García, “los Lux a nivel personal suponen un sueño y una meta desde siempre. A base de mucho esfuerzo fuimos alcanzando la calidad. Todo suma en el currículo pero este es el más importante”, señala Gayo. En esta ocasión, su dúo fotográfico bajo el nombre de Jake and Claud ha logrado dos Lux en la categoría de Moda y Belleza. La plata con Green y el bronce con Chinatown, ambos para revistas de moda.

En este último, rodado en Nueva York, una modelo muestra la ropa en el barrio chino. Green fue rodado en la parroquia de Coiro, en Cangas. “Hicimos las fotos en la casa de dos personas mayores con varios niños modelo. Los formaron en los trabajos del campo y los pequeños jugaron con la novedad. Aunque era un editorial de moda, todos disfrutaron como si fuera un día real en el campo”, señala Gayo, fotógrafo de tercera generación.

Tanto él como Claudio señalan que ven la inteligencia artificial (IA) como “una herramienta más. Ayuda a conseguir más fluidez y rapidez pero siempre se necesitará una parte humana. Es posible, sin embargo, que cambie el paradigma del mercado de las galerías [digitales con stocks de fotos en internet] o la publicidad en las campañas donde no se necesiten productos reales. Hay que adaptarse; en este sector llevamos haciéndolo desde los años 50. Hay gente que lo ve como el apocalipsis pero nosotros los fotógrafos siempre somos flexibles”.

Respecto a la IA se pronuncia Marcos Rodríguez, fotógrafo a medio camino de Cee y Carballo (A Coruña) que este año ganó el Lux de bronce en Paisaje y Naturaleza por Entre nieblas y tinieblas captada en O Courel: “No me preocupa como fotógrafo pero sí como individuo por la suplantación de la identidad. Yo hago fotografías sin cámara y me quedo alucinado. Poca gente puede distinguir si son reales o no, a no ser por las manos. La IA todavía no las hace bien pero en pocos años lo conseguirá y nos vamos a quedar asustados todos”.

Admite que usa la inteligencia artificial para el retoque y lamenta que “todo el mundo hoy es fotógrafo. Tener un teléfono móvil no te da un oficio; tampoco una cámara. Los trabajos hay que pensarlos, masticarlos, ponerlos en cuarentena, no es disparar por disparar”.

La amenaza de los selfis

También efectúa otra reflexión que invita a pensar. “Vemos selfis de gente que no es así pero que vende que es de esa manera.A la hora de hacer un retrato natural, te encuentras con que la gente se gusta cada vez menos. Es complicado hacer una sesión a una persona que se hace 100 fotos diariamente. Cuando algo no queda bien, repite, repite, repite, pone filtros, agranda y abre ojos, agranda labios... Es como una cirujía plástica en el momento”. Al principio, aceptaba hacer retoques pero ahora ya no. “Si es tu boda y te sale un grano, lo quito pero el resto de cosas que me piden, no”, señala rotundo.

Su pasión es el proyecto personal como cuando marchó a Ucrania para rescatar a gente y traerla, lo que le valió un Lux; o el viaje a Costa de Marfil con una ONG.

Aún recuerda su primera instantánea: una foto a sus mascotas de niño, un perro y un pato: “La hice para presentarme a un concurso del colegio pero no lo gané. Estoy buscando esa foto en casa de mis padres; le tengo mucho cariño”.

El amor por la fotografía desde infante también prendió en el coruñés Alfonso Novo, que, por tercer año consecutivo, ganó el Lux de oro; en esta ocasión, en Reportaje Social. Lo consiguió con su trabajo Cambio de guardia mientras que con Casi inseparables se hizo con el bronce.

Explica que Cambio de guardia muestra una foto nocturna de una boda en A Coruña donde el novio mira frente a la cámara con una pose “transmitiendo una serenidad tremenda mientras fuma un puro. Delante de él están sus cuatro mejores amigos fumando un puro. El mérito está en la originalidad y la técnica por ser una fotografía hecha de noche lo que tiene su dificultad por la luz”. Respecto a Casi inseparables, señala que captó un momento divertido en otra boda con el novio desnudo en una ducha de cristal en el medio de la habitación mientras fuera sus amigos brindan.

Su proyecto ahora consiste en documentar la temporada del equipo de baloncesto de A Coruña que el pasado año estuvo en fase de ascenso a la ACB y no lo consiguió fijándose en los entrenamientos, vestuarios...

No obstante, Novo se ha ido alejando de la cámara. “Me llama si es algo especial como cuando un día un compañero me comentó que habían adelantado la fecha de una boda porque la madre de la novia ya estaba muy malita. Le quedaban los días justos. Ahí sientes motivación. Yo tenía el fin de semana libre y decidí ir para centrarme en esa madre, en esas emociones. Fue algo especial y cuando no lo ves, vas perdiendo un poco el interés. Necesito tener algo que me motive”, reconoce el fotógrafo.

Motivación ante todo

Continuar en la fotografía no siempre es fácil. Para el creador compostelano Fuco Reyes este oficio es un medio de vida pero también ofrece “la salvación personal. La fotografía salva de todo este caos absoluto en el que vivimos en esta época tan inestable y desequilibrada”.

Ganador de varios Lux en ediciones anteriores, en la de este año ha triunfado en la categoría de Retrato obteniendo el bronce con El espejo de Claude. Se llama así porque “Claude Lorrain era un pintor del siglo XVII cuyos cuadros de paisajes tenían una tonalidad y luz muy particular. Inventó un dispositivo que era un espejo negro para ver el paisaje a través de él. La imagen representada parecía una pintura. Ellos miraban el mundo a través de ese dispositivo obteniendo una imagen distinta. Yo equiparo eso con el mundo que vemos a través de nuestros móviles hoy”, explica.

El proyecto nació cuando lo invitaron a dar una charla en el IES Sar al alumnado del Bachillerato de Artes. Allí, les empezó a preguntar cómo se sentían. “Quedamos alucinados con lo que se comentó. Las respuestas eran contundentes respecto a temas como la pandemia, la adolescencia, las relaciones con sus familias y los pares, la presión de los estudios y la presión social, la angustia, la salud mental, las redes sociales...”, recuerda.

Reyes ideó un proyecto en el que salta de instituto en instituto —con el apoyo de Afundación— para que los jóvenes hablen de sus inquietudes vitales para luego trasladarlas a la fotografía con analogías y metáforas. “Son imágenes muy potentes donde se trabaja la identidad y que me valieron este año también el premio Ksado. Es una experiencia brutal”, defiende.