¿Por qué dicen que la mascarilla no funciona?

La eficacia del cubrebocas está fuera de toda duda, recalcan expertos | Fallan cuando no se usan bien

Una mujer fabrica mascarillas
FFP2 en España.   | // C. RIPOLLÉS

Una mujer fabrica mascarillas FFP2 en España. | // C. RIPOLLÉS / Rafa López

Rafa López

Empezamos el quinto año de la pandemia de COVID con la vuelta a la mascarilla obligatoria en los centros sanitarios, esta vez impulsada también por la gripe A y el virus respiratorio sincitial, además de otros cientos de virus. La decisión del Ministerio de Sanidad ha reactivado el debate sobre estos elementos de protección, e incluso algún médico ha cuestionado no ya la obligatoriedad, sino la eficacia de las mascarillas. ¿Por qué hay, incluso en el campo médico, quien niega su utilidad? Spoiler: los expertos recalcan que su capacidad para reducir la transmisión de enfermedades infecciosas está fuera de toda duda.

Siempre ha habido personas que han negado la utilidad de las mascarillas, pero hace casi un año se consideraron cargados de razones esgrimiendo un estudio científico: una revisión realizada por la prestigiosa Biblioteca Cochrane generó titulares que aseguraban que el uso de mascarillas en la comunidad tenía poco impacto en la propagación de virus respiratorios como el del COVID-19. La editora jefe de la Biblioteca Cochrane, Karla Soares-Weiser, rechazó esa interpretación de la revisión. El informe no concluyó que “las mascarillas no funcionan”, sino que los “resultados no fueron concluyentes”.

El virólogo y divulgador Ignacio López-Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra y miembro de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), argumenta que este tipo de revisiones no permiten concluir que las mascarillas no sean eficaces. “Un ensayo clínico aleatorio no es la mejor forma para analizar la eficacia de las mascarillas”, defiende.

En un artículo publicado en su blog microBIO, López-Goñi explica que para demostrar de modo experimental la utilidad de las mascarillas “habría que tomar dos grupos de personas (numerosos y homogéneos), uno con y el otro sin mascarilla (estableciendo el mismo tipo de mascarilla, tiempo de uso...), mantener a los dos grupos en el mismo ambiente con el virus, dejar que se infecten y medir después de un tiempo de exposición el número de infectados, enfermos y fallecidos. Un experimento... imposible de hacer”, subraya.

En el fondo de esta polémica late la discusión entre algunos profesionales de la medicina e investigadores de otros campos de la ciencia. Algunos médicos defienden los ensayos controlados aleatorizados (en inglés, randomized controlled trials, RCTs) constituyen el pináculo de la metodología científica. Los RCT son el tipo de experimento científico usado principalmente para conocer el efecto de las medicinas u otros tipos de tratamiento no médicos sobre una población. Sin embargo, otras disciplinas (física, química, ingeniería...) progresan y acumulan evidencia científica sin utilizarlos. “Nadie en el ámbito de la seguridad aeroespacial o del automóvil utiliza RCT. La teoría de la relatividad de Einstein nunca ha sido sometida a RCT”, recalca el médico japonés Satoshi Akima. En un hilo de X lleno de ironía, recuerda que las pruebas de seguridad en las que se provocan colisiones de coches “no hay personas involucradas ni un grupo de control. Los mismos principios de pruebas de choque en laboratorio se aplican a las mascarillas”.

Uno de los defensores y máximos expertos en la química y física que hace funcionar las mascarillas es José Luis Jiménez, doctor en Ingeniería por el MIT y catedrático de Química y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Colorado (EE UU). Recientemente ha vuelto a salir a la palestra en su perfil de X para recordar, al hilo de esta polémica, que las mascarillas “funcionan si son de buena calidad (FFP2 de tiras por detrás, no orejeras), y se llevan bien ajustadas a la cara”.

“En cuanto se recurre a conocimientos físicos básicos (fenómenos como tamizado, inercia, interceptación y difusión), el hablar de la falta de eficacia de las (buenas) mascarillas (bien ajustadas) carece de rigor”, señala, por su parte, Miguel Ángel Campano Laborda, profesor titular de Arquitectura en la Universidad de Sevilla. Este experto en ventilación señala, además, que existen múltiples estudios que avalan la efectividad de las mascarillas, como una revisión publicada en The Lancet en 2020.

El rechazo a las mascarillas recuerda al que se produjo cuando se hizo obligatorio el uso de los cinturones de seguridad en los automóviles, medida a la que no pocos se opusieron aludiendo incomodidad o dudas sobre su utilidad.

La afirmación de que la ciencia no muestra evidencia de que el uso de mascarillas detenga olas epidémicas es una media verdad, ya que lo que falla no es la mascarilla, sino el conocimiento de la población o la voluntad de usarla de manera apropiada, bien ajustada a la cara.

“Hemos perdido una oportunidad de oro para concienciar a la población sobre el uso adecuado de la mascarilla, cuándo emplearla y por qué (todavía se ve a veces gente sola en un coche con ella puesta o gente que la lleva al aire libre y que se la quita para saludar y abrazar a los conocidos)”, señala López-Goñi, que incide en el modelo de “queso suizo”: ninguna medida preventiva es perfecta y todas tienen “agujeros”: mascarillas, vacunación, ventilación, filtrado, testeo, distancia física... Es la suma de todas ellas la que produce los mejores resultados.

Tres Claves

H Deben utilizarse mascarillas FFP2 que filtran el 94% de las partículas del aire, según las normas europeas

Calidad

H Es fundamental no dejar huecos por los que pueda entrar o salir el aire

Ajuste

H Las tiras a la nuca ajustan mejor que las que se sujetan a las orejas

Mejor tras la nuca

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