Más medidas para menos humos

Médicos e investigadores piden el endurecimiento de la ley en busca de una generación libre de humo de tabaco

Archivo - estanco, tabaco, tabacalera, cigarro, cigarros, fumar

Archivo - estanco, tabaco, tabacalera, cigarro, cigarros, fumar / EUROPA PRESS - Archivo

M. González

“Tenemos la suficiente experiencia y evidencia científica acumulada para saber que la reducción del tabaquismo sólo trae efectos positivos”. La ministra de Salud, Mónica García, se muestra tajante ante la decisión del Gobierno de aprobar durante este 2024 el Plan Integral Antitabaco, cuya implementación y puesta en marcha ampliará, entre otras medidas, los espacios públicos libres de humo.

En este contexto, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ha propuesto incrementar el precio de la cajetilla de tabaco hasta los 12 euros en España, dentro del plan antitabaquismo que prepara el Ministerio de Sanidad, y complementariamente aplaude la idea de ir ampliando las medidas que se han demostrado efectivas en el tabaco también hacia los nuevos dispositivos de consumo.

Así, entre otras medidas, demandan la igualación de los productos derivados del tabaco, como los vapeadores o el tabaco calentado, con el tabaco tradicional en términos de tributación y regulación de espacios; la ampliación de las áreas exteriores libres de humo, considerando las posibles restricciones al consumo en terrazas de establecimientos; la implementación del empaquetado estándar; y la prohibición de fumar en vehículos privados.

Desde el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (PAPPS) aseguran que “en comparación con 2010, se ha producido en España un claro descenso en consumo de tabaco” y añaden que se calcula que “encareciendo el precio del tabaco, se conseguiría una reducción del hábito de fumar de entre un 10 y un 15%”.

El objetivo del Gobierno con este plan que ha anunciado es el de alcanzar la primera generación libre de humo ya que más de 8 millones de personas fallecen en el mundo a causa del tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición al humo de tabaco en no fumadores. Así lo apuntan en el artículo “Cómo conseguir una generación libre de humo de tabaco”, publicado en “The Conversation” por Iñaki Galán Labarca, médico epidemiólogo del Instituto de Salud Carlos III, y Julia Rey Brandariz, investigadora en epidemiología y Salud Pública de la Universidade de Santiago de Compostela.

“Según los últimos datos que tenemos, que son del 2020, la prevalencia de consumo de tabaco está en torno al 22%, lo que quiere decir que 22 de cada cien personas son fumadoras en España”, destaca la investigadora de la USC. “Por sexos, sí que encontramos diferencias, ya que entre los hombres la prevalencia está en torno al 26%, mientras que en las mujeres se sitúa en torno al 18,5%”, resalta. En España se puso en marcha una ley integral para el control del tabaquismo en 2006, norma modificada en 2010. Con ello, se consiguió disminuir la exposición ambiental al humo de tabaco en espacios públicos, pero todavía queda mucho por hacer. De hecho, en la pandemia se había llegado a prohibir fumar en las terrazas, pero con el tiempo fue una norma que quedó sin efecto. “Salió esta medida para tratar de mantener la distancia de seguridad con respecto a otras personas y, en este caso, también ayudaba a que la gente no estuviera en contacto con el humo ambiental de tabaco, pero es una medida que, por desgracia, se ha eliminado y era una gran oportunidad para tener esas terrazas libres de humo de tabaco”, dice Rey, que matiza que “ya no se trata solo de las terrazas, porque lo ideal sería tener también otro tipo de espacios sin humo, como si te vas a un concierto que no tengas a una persona al lado fumando, o los campus universitarios...”, enumera. También firma en la misma publicación el artículo “Fumadores pasivos: respirar el humo ajeno sigue causando estragos”, junto a Mónica Pérez Ríos, profesora titular en el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC, y Carla Guerra-Tort, investigadora predoctoral en Epidemiología y Salud Pública de la USC.

“Todas las medidas que están instauradas claro que ayudan a reducir el consumo, el problema es que no son suficientes”, sostiene. “Lo que estamos viendo es que la prevalencia está disminuyendo lentamente, sobre todo entre las mujeres”, subraya. “Esto nos está indicando que tenemos que endurecer las leyes, porque estamos viendo que otros países que tienen leyes más restrictivas han alcanzado prevalencias del 15% y nosotros estamos en un 22%, lo que nos sitúa como un país, a nivel europeo, con una prevalencia bastante alta”.

“Desde 2010 no se ha innovado nada y es hora de endurecer las leyes”, destaca. “Otros países nos están tomando la delantera y se está viendo que están funcionando sus medidas”, apunta. De este modo, los expertos abogan por medidas como “la subida de impuestos, el empaquetado genérico (que se lleva a cabo en otros países como Francia), el aumento de la prohibición de fumar en más espacios (que, aunque va enfocado a proteger ante el humo ambiental del tabaco, de alguna forma, también estás desnormalizando el consumo activo por parte de una persona fumadora); o también disminuir los puntos de venta”, enumera. Otras opciones interesantes también pasan por dar ayudas para dejar de fumar.

Por ahora, resulta “un poco utópico” pensar en una generación libre de tabaco. Esta estrategia, tal y como definen en el artículo de “The Conversation”, se conoce como el endgame del tabaco, cuyo objetivo es buscar el final de la epidemia tabáquica, más que su control, reduciendo el porcentaje de fumadores a menos del 5%. “Esta Declaración Endgame 2030 nos indica que se puede empezar a aplicar en países con prevalencias bajas, de menos del 15%”, dice Julia Rey Brandariz. “Dentro de esta declaración está, efectivamente, una de esas medidas que es esa generación libre de tabaco, pero hoy en día, por lo menos en España, estamos lejos de llegar a eso por las prevalencias tan altas que tenemos. No es imposible, pero estamos lejos; por eso necesitamos todo este tipo de medidas que vayan facilitando esa reducción de la prevalencia para, a poder ser, acabar de una vez por todas con esta epidemia”.

Nueva Zelanda y Brasil

En este contexto, resulta especialmente llamativo el caso de Nueva Zelanda, que prohibió en 2022 la venta de tabaco a los nacidos a partir de 2009 con la intención de revertir de manera progresiva la venta de tabaco a partir de 2027 (aunque recientemente el nuevo Gobierno conservador anunció que eliminará esta medida pionera). “Es una medida drástica, pero es una de las medidas que propone esta estrategia endgame; tendremos que ver si es efectiva. Eso nos lo dirán los datos a medida que pase el tiempo”, destaca Julia Rey.

Brasil es otro ejemplo en la lucha contra el tabaquismo. En este caso, la investigadora firma junto a Mónica Pérez Ríos y a Bibiana Wanderlei Flores otro artículo (“Brasil, a la vanguardia mundial de la lucha contra el tabaquismo”) donde examina este caso. “Es uno de los países que tiene un mayor nivel de establecimiento de las ‘medidas mpower’ —vigilar el consumo de tabaco; proteger a la población del humo de tabaco; ofrecer ayuda para el abandono del tabaco; advertir de los peligros del tabaco; hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio; y aumentar los impuestos al tabaco—. También han hecho muchas campañas publicitarias para concienciar a la población, ha subido los impuestos...”, enumera.

“Tenemos ejemplos muy buenos de cómo se están instaurando medidas de control de tabaquismo en países como Estados Unidos, Australia, Singapur..., que tienen unas prevalencias de consumo de tabaco bajas”, subraya: “A veces hay que ser un poco valientes a la hora de establecer cierto tipo de medidas, que pueden parecer duras al principio, pero, al fin y al cabo, lo que buscamos es el bien de la población y que se reduzcan las consecuencias que está provocando esta sustancia en la población española en este caso”.

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