Galicia deja de ser la autonomía con más casos diagnosticados de tuberculosis

Registra 11,6 por cada 100.000 habitantes, un punto menos que Cataluña, que lidera la tabla de incidencia | Con la pandemia disminuyó la vigilancia de la enfermedad

Un médico prepara a un paciente de tuberculosis para una radiografía de tórax.

Un médico prepara a un paciente de tuberculosis para una radiografía de tórax.

Beatriz Pérez/Rafa López

Galicia ha dejado de ser la primera comunidad en incidencia de tuberculosis. Ese puesto lo ocupa ahora Cataluña, que, según el informe Vigilancia de la tuberculosis. Año 2022, del Instituto de Salud Carlos III, lidera la estadística nacional con una incidencia de 12,7 casos por 100.000 habitantes. Galicia es segunda con 11,6 casos por 100.000 habitantes. La media española se sitúa en 7,83.

La comunidad gallega había sido tradicionalmente la primera en incidencia de tuberculosis. El clima frío y húmedo, sumado a la llegada de casos a través de los puertos de mar, propician que esta enfermedad infecciosa, de declaración obligatoria desde principios del siglo XX, sea endémica en Galicia. Hace casi 30 años, a finales de 1994, el Sergas puso en marcha el Programa Gallego de Prevención y Control de la Tuberculosis, que logró una disminución importante en el número de casos. Entre sus medidas, este plan contempla la rápida identificación y diagnóstico de los pacientes, el aislamiento respiratorio de aquellos que lo precisen, la inmediata instauración del tratamiento; y el estudio de contactos de las personas con la enfermedad y con riesgo de infección.

Sin embargo, con la pandemia de COVID dejó de realizarse en casi todo el mundo el estudio de contactos y la detección precoz de contagios de tuberculosis. La OMS (que estimó que en 2020 se dejaron de notificar el 18% de casos) ha informado de que el año pasado hubo, en todo el mundo, unos 7,5 millones de diagnósticos nuevos, “la cifra más alta detectada por la OMS” desde 1995, año en que el organismo comenzó a hacer este seguimiento, como precisa el epidemiólogo Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

Aunque olvidada por muchos, la tuberculosis es la enfermedad infecciosa que —excluyendo el COVID-19— causa más muertes al año en el mundo: 1,5 millones al año. En 2019, antes de la irrupción del coronavirus SARS-CoV-2, la tuberculosis (también llamada tisis o “muerte blanca”) provocó 1,4 millones de fallecimientos, el doble que el VIH (700.000 muertes) y casi el triple que la malaria (400 000). India, Indonesia, China, Pakistán, Filipinas, Nigeria, Bangladés y República Democrática del Congo aglutinan dos tercios de los casos de todo el mundo.

En España, según los datos del Instituto de Salud Carlos III, en 2022 hubo 3.927 nuevos casos en todo el país (con una incidencia de 7,83 por 100.000 habitantes, menor que la media mundial), 211 de ellos importados; es decir, un 1,83% más que en 2021 (cuando hubo 3.641 casos).

“Lo que llama la atención es que Galicia deja de ser la comunidad con más casos diagnosticados y pasa a serlo Cataluña. En Galicia, con una población muy rural, muchos gallegos emigraban a América Latina, donde se cree que se contagiaban de tuberculosis”, explica el epidemiólogo Joan Caylà.

Repunte mundial

A nivel mundial, tras el primer año del COVID, los casos aumentaron un 4%, según la OMS, un aumento que no se veía desde hacía 20 años. En Inglaterra los casos se dispararon un 11% el año pasado, repuntando a un nivel más alto que antes de la pandemia de COVID.

La tuberculosis es una enfermedad contagiosa, aunque menos que el COVID. Esto es debido a que las bacterias (la tuberculosis está causada por un tipo de ellas: el Mycobacterium tuberculosis o “bacilo de Koch”) se replican a menor velocidad que los virus. Puede parecer por ello menos grave, pero los médicos avisan de que la tuberculosis convive con el ser humano desde aproximadamente 70.000 años y no ha podido ser erradicada.

Se contagia por vía aérea y, aunque puede afectar a todos los órganos del cuerpo, daña sobre todo el pulmón. Cuando afecta al pulmón, los síntomas son parecidos a los del COVID: fiebre, tos, fatiga... Y también hemoptisis, que es la emisión de sangre por la boca procedente del tracto respiratorio.

El coronavirus del COVID puede reactivar una infección de tuberculosis latente

Una cuarta parte de la población mundial (unos 2 mil millones de personas) tiene la infección de tuberculosis latente (sin manifestaciones clínicas), pero podría desarrollar la enfermedad si le bajasen las defensas. El mecanismo que se daría en este caso sería el agotamiento de los linfocitos conocidos como células T, células del sistema inmunitario que ayudan a proteger el organismo de las infecciones. En un estudio de Wuhan se registró una disminución significativa en el número de células T en el 76% de los pacientes con COVID. Quien ha advertido de esto desde 2020 es el médico e investigador estadounidense AJ Leonardi, que el pasado sábado recordó en su blog la posibilidad de que el SARS-CoV-2 reactive la tuberculosis latente, además de “despertar” a los virus de Epstein-Barr y del herpes zóster, latentes en un alto porcentaje de la población.