“No nos han dejado salir”

Marta y Ramón, el matrimonio fallecido junto a sus dos hijos, detallaron la evolución del fuego por teléfono a una amiga, a la que explicaron que los bomberos les aconsejaron no salir de casa y encerrarse en el baño | Se despidieron de su familia telefónicamente

Una mujer deja un peluche frente a los edificios siniestrados.

Una mujer deja un peluche frente a los edificios siniestrados. / Ana Escobar/Efe

I.Cabanes / T.Domínguez / L.Pérez

“Tú sabes que estamos aquí porque no nos han dejado salir”. Es la dura despedida, conscientes de su inminente muerte, de Marta y Ramón, atrapados en el baño junto a sus dos hijos de apenas ocho días y dos años, antes de cortar la comunicación con una amiga con la que estuvieron conversando desde que comenzó el fuego. El matrimonio, que se disponía a bajar al portal donde les esperaba esta amiga para poner a salvo a sus hijos, volvieron al interior de su vivienda siguiendo las instrucciones de los propios bomberos. “Les dijeron que estuvieran tranquilos, que permanecieran dentro y pusieran trapos mojados bajo la puerta porque no había peligro y era más seguro quedarse dentro de casa”, se lamenta una y otra vez esta amiga del matrimonio fallecido, que insistió por activa y por pasiva a los primeros bomberos que llegaron allí para que subieran a por ellos.

El juzgado deberá investigar si la decisión de no desalojar inmediatamente ambas torres del edificio le costó la vida a estas cuatro personas. “Si una persona que entiende de incendios te dice que esperes dentro, haces lo que te mandan pensando que eso te va a salvar, pero no fue así”, confiesa rota al recordar las últimas palabras que tuvo con sus amigos.

Desde el Ayuntamiento de Valencia se optó por el silencio ante este hecho y no se quiso hacer autocrítica, amparados en el secreto de las actuaciones decretado por el Juzgado de Instrucción número 10 de Valencia.

Otros supervivientes que desobedeciendo las indicaciones de los bomberos salvaron su vida, como una madre y su hijo, o un vecino que estaba hablando por teléfono con su novia cuando bajaba por las escaleras, y a la que también le dijeron que subiera de nuevo por el riesgo de la inhalación de humo. Por suerte, hizo caso omiso y hoy está viva.

Intento desesperado

Entre los bomberos heridos hay uno que intentó salvar “desesperadamente” a la familia de cuatro personas fallecida. En su intento estuvo a punto de morir y se mantiene ingresado en el hospital.

Esta amiga del matrimonio, que prefiere mantener el anonimato porque no quiere ningún tipo de protagonismo, aclara que relata las conversaciones con ellos antes de su muerte porque fue el último deseo de Ramón, que la gente supiera que iban a morir porque no les habían dejado salir de su casa. A las 17.49 minutos recibe un mensaje de whatsapp: “No nos dejan salir”.

Cuando les vuelve a llamar, le explican que están siguiendo las indicaciones de los bomberos, que les han dicho que no corren peligro si se quedan dentro con las puertas bien selladas para que no entre humo. “Con un bebé tan pequeño te quedas paralizado y no te la juegas, sigues lo que dicen los expertos”, argumenta esta amiga de la pareja.

En ese momento se encontraba ya una dotación de bomberos en la puerta. “Al bombero que estaba desplegando la manguera le insistí en que les ayudara, que subiera a por ellos y me contestó que no corrían peligro”. Ramón permanecía fuera del baño viendo las posibles vías de escape mientras su mujer estaba con los pequeños dentro intentando empapar toallas, aunque según le confesaron, “apenas caía un hilillo de agua”.

Instantes después el fuego se descontroló y nadie dio indicaciones distintas a los vecinos a los que previamente habían instado a permanecer en el interior de sus casas. Esta testigo afirma que también habló con un responsable de Bomberos en la zona para decirle que había una familia encerrada en el baño.

Despedida de los familiares

Eran ya las 18.45 horas cuando habla por última vez con Marta y Ramón. Fueron cinco angustiosos minutos. “Tenían dificultad para respirar, ya sabían que no iban a poder salir de allí con vida”, confiesa rota por dentro esta testigo. Después de esta llamada aún tuvieron tiempo de despedirse de sus familiares.

Sus cuerpos fueron localizados ayer abrazados a sus hijos, apenas deteriorados por el fuego.

Hallado el cadáver del décimo fallecido

El incendio que el jueves calcinó dos bloques residenciales en Valencia se ha cobrado ya diez víctimas mortales. Ayer por la mañana, la policía científica localizó un nuevo cuerpo, que correspondería a la única persona que estaba desaparecida. El jefe de bomberos de Valencia, Enrique Chisbert, informó el sábado de que ya se ha registrado cada una de las habitaciones de todos los pisos del edificio incendiado y no se prevé por tanto que haya más víctimas mortales que añadir a las diez localizadas. La mayor parte de las víctimas mortales del incendio murieron por la inhalación de humo. Es el resultado preliminar de las autopsias que está realizando el Instituto de Medicina Legal de Valencia. Los primeros nueve cuerpos llegaron el viernes y el décimo y último —si se cumplen las previsiones de los bomberos y de la Policía Nacional, que ya han revisado todas y cada una de las 138 viviendas del complejo residencial—, ayer por la mañana. Aunque las autopsias no se han dado por concluidas, porque faltan pruebas complementarias y certificar oficialmente todas y cada una de las identificaciones, en muchos de los casos ha sido posible realizar la prueba de la carboxihemoglobina.

Sin sufrimiento

Se trata de un indicador que, detectado en niveles altos, como es este, confirma que la muerte se ha producido por la entrada de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo, lo que desplaza al oxígeno y produce el fallecimiento. En esos casos, la persona pierde el conocimiento, por lo que no se produce sufrimiento. Aunque el estado de algunos cuerpos impedirá buscar los niveles de carboxihemoglobina, y probablemente nunca pueda haber un dictamen oficial de la causa de la muerte, lo más probable es que las diez personas que perecieron en el siniestro lo hicieran por inhalación de humo, dada la densa humareda que envolvió el edificio por fuera y por dentro. El grupo de Homicidios de la Policía Nacional, responsable de la investigación del incendio, ha comenzado a tomar las primeras declaraciones a testigos y a agentes de la Policía Nacional y de la Local que intervinieron en los primeros instantes como parte del equipo de emergencia. Son los primeros pasos de una investigación que deberá aclarar no solo las causas del incendio en sí mismo, sino también las razones de la rapidísima propagación de las llamas.

Julián, el conserje que salvó a los vecinos: “Pasé mucho miedo”

Dentro de la tragedia, siempre se erigen héroes que sin quererlo se convierten en protagonistas de la historia. Es el caso de Julián, el conserje de uno de los dos edificios incendiados el jueves en Valencia, que fue clave para salvar la vida de muchos de los vecinos del inmueble. Se encargó de alertarles del humo y las llamas. “Fui subiendo por una de las escaleras paralelas del edificio y avisando a la gente”, narraba ayer en la plaza del Ayuntamiento de Valencia tras el minuto de silencio en recuerdo de las víctimas mortales. No dudó un instante en subir y llamar a la puerta de cada uno de los vecinos. Fue planta por planta, piso por piso. Explica que “iba tocando a las puertas e íbamos bajando en grupos hasta el patio”. Piso a piso, hasta el número 12. “Creo que llegué hasta ese, aunque no me acuerdo mucho”. Pese a su ímpetu, hubo un instante en el que el humo y el auge de las llamas impidieron que continuara con su labor. Julián se resguardó en un rincón de la entrada del edificio. Fue el peor momento: “pasé mucho miedo”, confiesa. Al final, se decidió a salir, aunque tuvo que dar la vuelta al edificio, pero consiguió salir con vida y salvar también la de sus vecinos. Su gesta le ha valido el reconocimiento de muchos de los vecinos del edificio y, también, de sus familiares. “Muchos me han dado las gracias”, contaba, aunque el mayor agradecimiento ha sido por parte de una “señora mayor” a la que ayudó a bajar de su piso y, también, de “un señor con silla de ruedas”, con movilidad reducida, al que consiguió sacar del edificio con vida.