Los obispos eligen al conservador Argüello como presidente de la Conferencia Episcopal

Entre sus tareas estará la de concluir el plan de reparación integral a las víctimas de la pederastia | El vicepresidente será José Cobo, del sector más aperturista y afín al Papa

Argüello (izda.) y Cobo saludan a participantes en las protesta por los abusos en la Iglesia. |   // A. PÉREZ MECA

Argüello (izda.) y Cobo saludan a participantes en las protesta por los abusos en la Iglesia. | // A. PÉREZ MECA / P. Martín / A. Reboyras

P. Martín / A. Reboyras

Acelerón conservador en la Conferencia Episcopal Española (CEE). Los obispos eligieron ayer a Luis Argüello como nuevo presidente, en sustitución del arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella. Argüello, arzobispo de Valladolid, era el favorito del sector conservador. Entre las principales tareas pendientes que deberá asumir está la puesta en marcha del plan de reparación integral a las víctimas de la pederastia.

En la votación del sondeo que se celebró el lunes por la tarde, Argüello ya fue el candidato que más apoyos recibió (32 votos), seguido del cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo (13), considerado del sector más aperturista y afín al papa. En la votación que se celebró ayer, el arzobispo de Valladolid se impuso por 48 votos en la primera ronda, por lo que no fue necesario realizar más votaciones. Y Cobo fue elegido vicepresidente, por 39 votos, en la segunda votación. Ambos sectores, conservador y aperturista, convivirán, por tanto, como número 1 y 2 de la jerarquía católica española, pero el liderazgo lo ostentará el bando conservador.

Por su parte, el arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, que también figuró en las quinielas, será miembro de la Comisión Permanente de la CEE, en su calidad de arzobispo metropolitano y en representación de la provincia eclesiástica santiaguesa, aunque este no es un cargo electo. La Permanente es el órgano que se encarga de preparar las asambleas plenarias y ejecuta las decisiones que se adoptan en las mismas.

Tras la elección, Argüello y Cobo se dirigieron a saludar a las víctimas de la pederastia, que llevan concentradas desde el lunes a las puertas de la sede de la CEE para exigir verdad, justicia y reparación. No obstante, en la posterior comparecencia ante la prensa, siguieron con la línea marcada por Omella sobre que lo “importante no son los números y los datos” sobre los casos de abusos sexuales a niños, sino “la escucha” a cada víctima y ponerlas en el “centro”. Bajo el mandato de Omella ha sido imposible conocer un número concreto o aproximado de víctimas y victimarios, por lo que España no tiene una aproximación única al problema, sino diversos informes con versiones contradictorias.

Tanto Argüello como Cobo negaron que existan dos sectores ideológicos dentro de la jerarquía católica: “Muchas veces los comentarios dan a entender —dijeron— que existen dos bandos distintos, pero somos de un único bando, del evangelio y del bando de Dios”, apostilló Argüello, que dedicó sus primeras palabras a mostrar su preocupación por la pobreza, la soledad no deseada o los problemas de la vivienda. Asimismo, lanzó una pequeña advertencia al Gobierno: será “crítico” con las cosas que no le gusten. Su trayectoria avala la amenaza. Durante su etapa como secretario general de la CEE, entre 2018 y 2022, tuvo un papel controvertido y copó varios titulares por su insistencia en minimizar el problema de la pederastia en a Iglesia. Señaló que “no se puede juzgar con mentalidad de hoy” los abusos sexuales que se cometieron “hace 40 años”. Habló de “pocos casos” o de que “quizá se estaba exagerando la cuestión” cuando anunció que la Iglesia no participaría en la investigación abierta por el Defensor del Pueblo, que a través de la extrapolación de una encuesta concluyó que en el ámbito religioso puede haber cerca de 44.000 víctimas.

Omella sí abrió la puerta a participar en dicha investigación, pero Argüello rechazó esta posibilidad con el argumento de que solo se pondría el foco en la Iglesia y no en los abusos sexuales cometidos en otros ámbitos, como el familiar. Después del portazo, la CEE, empujada por las víctimas, la prensa y el Vaticano, ha hecho sus propios recuentos de afectados y, para contrarrestar el informe del Defensor, encargó al bufete de abogados Cremades que hiciera su propia auditoría.

Sin embargo, el trabajo desarrollado por el despacho de abogados no ha gustado a la jerarquía de la iglesia, hasta el punto de que la CEE no lo presentó públicamente y sus conclusiones fueron entremetidas en un informe propio, titulado Para dar luz, que ha sido puesto en cuestión porque no recoge todos los casos denunciados.

Argüello nació en 1953 en Meneses de Campos (Palencia). Estudió en Valladolid, en el colegio de los Hermanos de La Salle y luego en la Universidad, donde estudió Derecho Civil. Cursó los estudios eclesiásticos en los Padres Agustinos de la misma ciudad. Fue ordenado sacerdote el 27 de septiembre de 1986 para la archidiócesis de Valladolid, donde ha desempeñado diferentes cargos hasta que el 14 de abril del 2016 cuando el papa Francisco le nombró obispo auxiliar de la capital de Castilla y León. Siete años después, en junio de 2022, fue nombrado arzobispo de Valladolid y el 30 de junio de ese año tomó posesión.

El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, felicitó ayer al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, por su nombramiento y le deseó lo mejor en esta nueva etapa.

En su comparecencia en la Comisión Constitucional del Senado, Bolaños mostró su deseo de seguir colaborando y llegando a acuerdos con la Conferencia Episcopal, como los alcanzados en relación a los bienes inmatriculados por la Iglesia o el régimen fiscal.