Mitología detrás del síndrome

Las historias de los dioses griegos y romanos están reflejadas en palabras y expresiones a las que se recurre, en la actualidad, de manera habitual

Adriana Quesada

Muchos de los elementos que nos rodean en nuestro día a día están relacionados con la mitología. El propio sistema planetario con nombres como Marte (Ares) o Júpiter (Zeus) hace referencia a los dioses romanos. Las historias que se contaban en la antigüedad en las que se narraba como los dioses bajaban a la tierra a relacionarse con los humanos hasta el punto de tener descendencia con los mismos y mostrando que ellos eran tan imperfectos como el resto de la sociedad han tenido como resultado que muchas cosas se bauticen con los nombres de estos personajes mitológicos.

En la actualidad todos escuchamos en nuestro día a día referencias a ese universo de fantasía: desde citar al caballo de Troya hasta la caja de Pandora. Las historias fascinantes que vivían estos personajes los convirtieron en los virales de su época y, hoy en día, aún quedan los resquicios. Entre ellos, destaca como muchos síndromes —entendidos como un conjunto de síntomas— reciben su nombre por los protagonistas de estas odiseas.

E Síndrome de Casandra. Casandra era hija de los reyes de Troya y sacerdotisa de Apolo quien, a cambio de un encuentro carnal, le dio poderes de adivinación. Sin embargo, en el momento de declararle su amor, ella rechazó al dios. Esto hizo que él la castigara haciendo que ese poder de ver el futuro se convirtiera en una tortura: daba igual que pudiera predecir todo tipo de catástrofes, nadie la creería.

Durante la guerra de Troya, Casandra ya sabía que culminaría con su destrucción, pero nadie la creyó. Este mito muestra a una persona que puede ver el futuro, pero que no puede hacer nada para cambiarlo, lo que da nombre al conocido como síndrome de Casandra. Este se refiere a aquellas personas que creen que pueden ver el futuro, es decir, “ven venir” acontecimientos que las angustian porque, de antemano, son conscientes de que no pueden hacer nada por evitarlos.

E Síndrome de Diógenes. Diógenes, a diferencia del resto, no es un personaje mitológico sino que se trata de un filósofo que vivió en la Antigua Grecia, aunque nació en Turquía. Este destacó por su forma de vivir, ya que se encontraba en las calles como un vagabundo y se resguardaba dentro de una tinaja (recipiente con forma de vasija). La anécdota más conocida de este filósofo es la que narra como Alejandro Magno fue a hablar con él y este lo despreció pidiéndole que se apartara porque le tapaba el sol. En 1975 se bautizó el conocido como síndrome de Diógenes, que hace que quienes lo padecen se abandonen totalmente y destaca por la gran acumulación de basura que suelen tener estas personas en sus hogares. Esto hace referencia a esa forma de vivir que tenía el filósofo: solo quería tener lo estrictamente necesario para vivir, mientras que quienes padecen el síndrome acumulan todas esas cosas al sentir que en algún momento las necesitarán de forma urgente.

E Síndrome de Ulises. Ulises (Odiseo) es el personaje principal de la Ilíada y Odisea de Homero. Después de participar en la guerra de Troya, Ulises se embarca en un largo viaje hasta la isla de Ítaca, donde se encuentra su hogar. A lo largo del viaje va sufriendo una serie de desafíos y contratiempos que intentan que no logre su objetivo.

El conocido como síndrome de Ulises —o también llamado síndrome del emigrante— hace referencia al estrés y malestar que experimentan aquellos que han tenido que abandonar su país y dejar todo atrás por una situación extrema como, por ejemplo, la falta de oportunidades o una guerra. Esta angustia que sienten las personas que abandonan su entorno y todo lo conocido para irse a otro lugar se ejemplifica con lo que sintió el héroe de la Odisea mientras hacía todo lo posible por volver a casa.

E Síndrome de Cronos. Cronos (Saturno) era un titán que, anteriormente, había destronado a su padre, Urano, para tener su puesto y convertirse en el rey del mundo. Por miedo a que alguno de sus hijos le hiciera lo mismo que él a su propio padre, empezó a devorarlos tan pronto nacían. Tuvo seis hijos y fue el último, Zeus, el que consiguió derrotarlo.

De esta historia viene el nombre del denominado síndrome de Cronos, que son los síntomas que padecen aquellas personas que tienen un cargo de cierto poder dentro de, por ejemplo, una empresa y que, por miedo a que los sustituyan, no promueven a sus subalternos. Ese miedo que tenía Cronos a que sus hijos lo echaran de su puesto de “rey del mundo” se compara con el que sienten algunos jefes en el momento de ascender a un empleado a un puesto que requiera mayor responsabilidad y, por lo tanto, poder.