La vacunación contra la gripe de mayores en Galicia cae por primera vez en ocho años

La inmunización entre el personal del Sergas también pierde impulso: poco más de la mitad de los profesionales de la sanidad pública gallega se ponen la inyección

C. vilLar

Las alertas sanitarias internacionales movilizan la vacunación contra la gripe en Galicia. Ocurrió en 2005, con la gripe aviar; en 2009, con la gripe A, y en 2020, con el COVID. Son ejemplos que pone el Sergas, que destaca el hecho de que estos avisos gozan “de amplia difusión en los medios de comunicación”. De fondo, lo que subyace es el miedo a contagiarse de la enfermedad. La influencia derivada de la irrupción de la pandemia del coronavirus, que en el primer año disparó las coberturas y cuyos efectos sobre la vacunación se extendieron a los dos años siguientes, ha comenzado a perder fuelle.

Lo muestran los datos recogidos en el informe final de campaña de vacunación de la gripe de 2023 de la Consellería de Sanidade, que refleja el primer retroceso en ocho años en el porcentaje de mayores inmunizados. Y no son los únicos: hay repliegues entre los profesionales sanitarios del Sergas o entre las embarazadas, que aparecen descritas en el documento como un colectivo “remiso” a la inmunización. Además, más de 53.600 personas pertenecientes a grupos de riesgo a las que se le ofertó explícitamente la inyección renunciaron a ella.

En su balance, Sanidade recuerda que “la gripe es una enfermedad transmisible y previsible que puede evolucionar desde leve a grave y que, especialmente en personas de riesgo, puede resultar incluso mortal”. Los datos de esta temporada muestran que, desde que en octubre se registraron los primeros ingresos por gripe de la temporada y hasta justo antes de Semana Santa, los hospitales gallegos registraron 3.845 ingresos con gripe confirmada y hasta el 18 de febrero habían fallecido 244 pacientes ingresados, 88 de ellos por gripe.

Mientras, también desde inicio del otoño, se desarrolló la temporada de vacunación, que se ofertó conjuntamente con la del COVID, con el objetivo “principal”, según Sanidade, de “reforzar la protección de las personas más vulnerables y del personal sanitario y sociosanitario para reducir la morbilidad causada por la gripe”. Entre esos grupos vulnerables se hallan los gallegos de 65 o más años. La meta del Sergas es que al menos el 75 por ciento de los mayores se ponga la inyección y esta vez se quedó por debajo. Fue por poco, con un 74,38 por ciento, a unas 11.600 dosis de la pasada campaña, cuando se había alcanzado el porcentaje récord del siglo, con un 76,03 por ciento de mayores inmunizados.

Pese a que con un total de 522.593 dosis administradas a los mayores, Galicia se quedó “muy cerca” del objetivo establecido aconsejado por la OMS tras el primer descenso registrado en ocho años, si se compara el pico más bajo de la serie, en 2012, con menos de un 51%, y el del último año, la adhesión a la vacuna se disparó un 46%. Más lejos de la meta se quedan las coberturas en los profesionales sanitarios y en embarazadas. En los primeros, el listón ideal está puesto también en el 75 por ciento y solo el 56,85 por ciento de ese personal dio el paso, casi veinte puntos menos, pero aun así con cifras superiores a las registradas en períodos prepandemia, cuando los inmunizados entre los sanitarios del Sergas no llegaban al 51%. Si lo que se toma de referencia es 2020, un ejercicio en el que el COVID resultó un acicate para la inyección también entre los profesionales, este sería el tercer descenso consecutivo y el acumulado, un 24%. No todos estos trabajadores son iguales: los médicos se animan más a la vacuna que sus colegas de enfermería y en Atención Primaria se inmunizan más que en la hospitalaria.

En lo que respecta a embarazadas, la cobertura de vacunación fue del 46,34 por ciento, casi cinco puntos menos que en la temporada previa, indica Sanidade, que considera que la disminución “puede deberse a la coincidencia en este colectivo de la vacunación antigripal, de dTpa” (que incluye la de la tosferina) “y el refuerzo” frente al COVID, “junto con el hecho de que las gestantes son un grupo tradicionalmente remiso a la vacunación”. En teoría, la Xunta aspiraba a inmunizar del 60 por ciento en adelante.

En el caso de los niños de 6 a 59 meses, que se han incorporado hace poco a la vacuna, los números que propone Sanidade se situarían en el 60 por ciento y lo que ha conseguido, un 55,78%, “se acerca mucho”. “El empleo de estrategias que ampliaron la posibilidad de vacunación favoreció la coberturas”, sostiene el Sergas, en alusión a la apertura de espacios para la vacunación en los hospitales durante los fines de semana.

Sanidade registra en su informe las renuncias, es decir, aquellas personas que pertenecen a grupos de riesgo y que rechazan la vacuna cuando personal sanitario se la ofrece. Si en la temporada pasada se había batido un récord desde 2016 con más de 88.700 noes, esta vez los rechazos no llegaron a 54.000, un 38 por ciento menos. Con todo, es la segunda cifra más elevada en ocho años y suponen un 175% más que en 2020, cuando no habían llegado a 20.000.

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