Los incendios, repartidos en tres frentes, forzaron la evacuación de más de 30.000 personas y causaron once heridos.

Unos 5.000 efectivos del cuerpo de bomberos se desplazaron a las zonas afectadas, donde ayer seguían trabajando para apagar los fuegos e intentan aprovechar una mejora de las condiciones meteorológicas para avanzar en su extinción. "No queremos bajar la guardia. Todo está dictado por el viento", aseguró a los medios locales Ronnie Villanueva, jefe de unidad del Departamento de Bomberos del condado de Los Ángeles.

Las previsiones más optimistas de las autoridades vaticinaron que el incendio de Santa Bárbara, que quemó 210 residencias en un lujoso vecindario y está controlado en un 95%, podría ser apagado totalmente a última hora de la madrugada de ayer.

Los focos más destructores, situados al noreste y al sureste de Los Ángeles, fueron contenidos durante la pasada noche en un 40% y se calcula que seguirán ardiendo durante varias jornadas.

Poco a poco se fueron retirando las órdenes de desalojo y muchas personas pudieron regresar a sus viviendas, muchas de ellas calcinadas, como en Oakridge donde 500 residencias quedaron reducidas a cenizas.

La situación vivida durante el fin de semana obligó al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, a declarar el estado de emergencia en las áreas más perjudicadas por el fuego para poder acceder a fondos de ayuda federales.

Desde la Casa Blanca se recomendó ayer a todos los ciudadanos de esta región mantenerse alerta, a pesar de las buenas perspectivas ofrecidas por los últimos partes de bomberos. "Ésta es aún una situación muy peligrosa y mucha gente está afectada. La Agencia Federal de Gestión de Emergencias garantizó tres partidas económicas de ayuda contra incendios para apoyar a California en sus esfuerzos", aseguró ayer la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.

Las muestras de solidaridad llegaron también del presidente electo, Barack Obama, quien el domingo se puso en contacto con Schwarzenegger y con el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, para "expresar su preocupación sobre los fuegos ", dijo ayer Nick Shapiro, portavoz del equipo de transición presidencial. El humo de los incendios se propagó en un área de 40 kilómetros y la ceniza llegó a cubrir vehículos en zonas muy distantes al frente de los fuegos.