La emigrante gallega asesinada el miércoles en Caracas era natural del municipio lucense de O Saviñao. Allí su familia clama ahora justicia y recuerdan a la fallecida como una mujer "muy buena y muy honrada". María Sara Losada Prado había nacido hace 77 años en la parroquia de Outeiro de esta localidad. Había cruzado el Atlántico, junto a su hermana mayor Pilar, cuando tenía 20 años en busca de fortuna. En Venezuela se casó con un emigrante de Monforte de Lemos y no tuvo hijos.

Apenas unas horas antes de ser asesinada por un indigente, Sara habló por teléfono, como hacía todos los días -a las doce de la noche hora española, las seis de la tarde en Venezuela-, con su hermano Víctor, que vive en la casa paterna en Outeiro. En esa última conversación se mostró preocupada porque el pasado fin de semana le habían robado en su casa, en la que vivía sola, el dinero cobrado del alquiler de un piso.

Su asesino ya ha sido detenido. Víctor recuerda a su hermana como "muy trabajadora, guapa, elegante y dispuesta". Cuenta que hace treinta o cuarenta años, cuando vivía su madre, "siempre" le enviaba unas 9.000 pesetas al mes. Toda una fortuna en aquella época. La última vez que Sara estuvo en su tierra natal fue en marzo de 1988, precisamente para asistir al sepelio de su progenitora.

Era una acaudalada emigrante, según cuenta su hermano. En Caracas tenía 13 pisos y a unos veinte kilómetros de la capital venezolana un chalé con una finca de unos 30.000 metros cuadrados, atravesada por un río, amén de otras propiedades.

Tragedia familiar

Siete de los 11 hermanos Losada Prado, tres varones y las cuatro mujeres, emigraron a Venezuela. La desgracia ha perseguido a esta familia del sur de la provincia de Lugo. Sara fue asesinada y la tragedia se cebó también con su hermana mayor Pilar, a la que siempre estaba muy unida. Esta última mujer tuvo dos hijos y, fatalmente, uno de ellos pereció atropellado cuando sólo tenía nueve años mientras que el otro murió carbonizado cuando llevaba el negocio familiar.

Su marido, un emigrante de Porriño, tampoco se libró de la tragedia ya que había fallecido de un ataque al corazón en la fiesta de su jubilación, el mismo accidente vascular que le costaría a la propia Pilar la vida años después.

Además de Víctor, en O Saviñao vive otro hermano, Isaac, retornado de Venezuela, y Raimundo. En aquel país ya sólo quedan dos Losada Prado, Amadeo y Erundina.

La muerte le sobrevino a Sara tras recibir al menos tres puñaladas en el cuello. Los gritos de la mujer alertaron a los vecinos, que retuvieron al presunto autor del homicidio cuando salía de la planta baja de la urbanización en la que residía la mujer.

Según los primeros datos de la investigación desvelados ayer por este periódico, Sara Losada también pudo ser objeto de abusos sexuales antes de fallecer. El supuesto autor del asesinato, que según testigos presenciales trató de escapar del lugar de los hechos con objetos de su víctima, se enfrenta ahora a una pena de 30 años de cárcel acusado de los delitos de homicidio y robo.