La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ourense ha condenado a Arturo Moreiras a seis años y medio de cárcel, con la circunstancia agravante de parentesco, por un delito de homicidio en grado de tentativa, concretamente por arrojar a su mujer gasolina de un bote para recargar mecheros y posteriormente prenderle fuego, por lo que la víctima sufrió importantes quemaduras en la cara, el cuello, un hombro y un brazo, hechos que tuvieron lugar en 2008 y que fueron enjuiciados el pasado 27 de abril.

Aunque el fiscal del caso, Julián Pardinas, solicitaba para el acusado nueve años de prisión por el citado delito y otros dos por malos tratos habituales, el tribunal absuelve a Arturo Moreiras de esta última imputación, al considerar que no quedó acreditado que tal actitud violenta se haya sucedido de manera reiterada a lo largo de la convivencia del matrimonio, a pesar de las declaraciones de una vecina, la hija y el ex yerno de la víctima, ni que hayan existido diferentes episodios en los que el procesado haya abofeteado e insultado a su esposa.

Además, el tribunal aplica la atenuante de reparación del daño para rebajar la pena por la tentativa de homicidio, dado que el imputado ya entregó a su mujer, tras los hechos y antes de la vista, 15.000 euros y además, la víctima, Celia N.F., recibe la pensión íntegra de su marido cada mes, a raíz de su ingreso en la cárcel de Pereiro desde que sucedieron los hechos.

La sentencia considera hechos probados que el 22 de enero de 2008, sobre las tres de la madrugada, el procesado y su esposa se encontraban en el domicilio familiar. Le pidió que le preparara el desayuno, a lo que ella accedió y estuvieron charlando hasta las cinco de la mañana. Ella se fue a dormir y él se quedó en el ordenador y una hora y media después acudió junto a su mujer para contarle que había encontrado un apartamento en internet en Mar de Plata (Argentina) para pasar unos días con unos familiares.

En un momento determinado de la conversación, Arturo Moreiras le dijo a Celia N.R. que se fuera de casa porque si no la iba a matar, aunque la mujer no hizo caso al comentario. A continuación, el procesado cogió un bote de gasolina para recargar mecheros que le había regalado su "ex yerno" y con intención de matarla, la roció con el combustible y le prendió fuego.

Además, la sentencia considera como hecho probado que el acusado se sentó en una silla del salón del domicilio familiar, viendo cómo su esposa trataba de apagar las llamas con un trapo de cocina, dirigiéndose posteriormente a casa de una vecina, que alertó a la policía y a los servicios sanitarios.

Por su parte, el condenado se encerró en casa y puso en marcha una lavadora con las prendas de la víctima que habían resultado quemadas. Cabe recordar que durante la celebración del juicio, Celia N.F. exculpó a su esposo y calificó de "accidente" los hechos ocurridos, insistiendo ante la sala que si su marido saliese de la cárcel, volvería a estar con él.