Salvaron la vida tras volar por un precipicio de unos 20 metros de altura. Una baionesa de unos 35 años, identificada como Ana Soto, que iba acompañada por sus dos hijas menores de edad, lanzó su vehículo hacia el mar desde el mirador de Baredo, situado en una carretera del municipio pontevedrés de Baiona, al sur del núcleo urbano.

Ocurrió en torno a las seis de la tarde. La mujer llamó a su ex marido y le avisó de que se iba a lanzarse con su coche, un Citroën Xsara Picasso de color gris oscuro, por el acantilado, con las pequeñas, de 2 y 4 años, en el interior. Y lo hizo. Nada más colgar, colocó el coche en posición y aceleró para arrojarlo hacia el mar. Por suerte, el monovolumen no llegó al agua y quedó volcado sobre las rocas. Los impactos que registró contra las piedras no fueron lo suficientemente fuertes para causarles graves daños a las tres ocupantes.

El ex esposo de la joven actuó de inmediato. Nada más recibir la llamada amenazante de su mujer, telefoneó al 091, el número de la Policía Nacional. Ante el grave riesgo que corrían tanto la mujer como sus pequeñas, este cuerpo de seguridad trasladó el caso con rapidez a la Guardia Civil, con competencias en la zona. Así, a través del 062, varias patrullas del cuartel de Baiona se trasladaron con urgencia al lugar, pero ya era tarde para evitar el accidente.

Los agentes se encontraron el vehículo sobre las rocas y bajaron para socorrer a las ocupantes. Allí se encontraba ya un vecino del que paseaba por el lugar y observó la maniobra. El hombre trataba de sacar del habitáculo a una de las pequeñas y los agentes se incorporaron a la labor para que todas pudiesen abandonarlo y ser atendidas. Entre todos, lograron retirar del coche a las niñas y la madre logró salir por su propio pie.

Los efectivos llamaron entonces a los servicios sanitarios. Las niñas fueron trasladadas al servicio de Urgencias del centro de salud de Nigrán, donde les dieron el alta enseguida pese a las múltiples contusiones. Al parecer, viajaban en las sillas homologadas y con los correspondientes cinturones de seguridad, por eso los golpes apenas les causaron daños físicos.

Otra ambulancia se llevó a la madre al centro médico Povisa, en Vigo, dado que presentaba un fuerte golpe en la cara y los sanitarios consideraron adecuado realizarle pruebas, aunque estaba consciente y sin heridas aparentemente. De hecho, los agentes se vieron obligados a reducirla, porque una vez que ya estaba a salvo en la parte de arriba del mirador, persistía en el intento de acabar con su vida y trató de tirarse de nuevo por el acantilado.

Según fuentes cercanas a la investigación, la joven se encuentra en condiciones psicológicas precarias, probablemente por la separación de su pareja, con la que comparte la custodia de las pequeñas.

El marido se hizo cargo de las niñas tras el suceso y pidió que se les realizase un estudio médico pormenorizado. Así, fueron trasladadas al Hospital Xeral de Vigo, donde los profesionales también confirmaron que no habían sufrido importantes daños físicos a causa del siniestro.

La madre, en cambio, permanecía ingresada al cierre de esta edición, por lo que no se habían adoptado medidas cautelares contra ella, aunque no se descarta que en las próximas horas sea detenida.

El coche permaneció volcado sobre las peñas toda la noche. En un primer momento una grúa se trasladó al lugar para retirarlo, pero al ver donde se encontraba se dio la vuelta ante el temor de que el seguro no cubriera el servicio.