La matanza se asemeja a otros dos tragedias que el Reino Unido todavía guarda en la memoria. En marzo de 1996 un hombre armado asaltó una escuela en Dunblane (Escocia) y acabó con la vida de 16 niños y una maestra, hiriendo a 13 escolares y tres maestros, para después suicidarse. Años antes, en agosto de 1987, Michael Ryan, de 27 años, mató a 14 personas e hirió a otras 14 en Hungerford, cerca de Londres, vestido con ropa militar de camuflaje y armado con un rifle y una pistola, tras lo que se suicidó. La masacre de Dunblane condujo a una amnistía generalizada durante la que fueron recogidas cerca de 23.000 armas y se promulgaron nuevas leyes que prohibieron la tenencia de armas de fuego por parte de civiles. Y la posesión de otras armas pasaron a requerir un certificado policial.