Derrick Bird, un taxista divorciado de 52 años, padre de dos hijos, consumó ayer su particular día de ira en la localidad británica de Whitehaven con una alocada matanza que dejó 12 muertos y 25 heridos de diversa consideración.

El baño de sangre se inició a las 10.30 horas, cuando Bird mató con una de sus dos escopetas a otro taxista con el que había discutido la noche anterior. A partir de ahí, se desató el infierno, con Bird recorriendo diversos puntos del condado de Cumbria y dejando una estela de muerte a su paso.

El jefe adjunto de la Policía Local confirmó que, poco después del tiroteo, fue hallado en un bosque el cuerpo sin vida del taxista, quien, según todos los indicios, se suicidó después de haberse dado a la fuga con su automóvil. La policía sostiene que el autor de los disparos actuó en "al menos unos 30 escenarios diferentes".

"Se trata de un incidente realmente excepcional", dijo Stuart Hyde, de la policía de Cumbria, quien añadió que "lo sucedido ha dejado a la gente de esta zona y de todo el país en estado de shock". Hyde añadió que Bird "fue localizado cerca de Boot a la 13.40 y creemos que se quitó la vida".

"Nos encontramos muy al principio de la investigación y todavía no entendemos cuál pudo haber sido el motivo (de su violenta acción) y si se trató de un acto premeditado o al azar", agregó.

Tres de los heridos ingresados en distintos hospitales del país se encuentran "en condición crítica" y otros cinco "muy graves", según confirmaron fuentes médicas.

Aunque la versión de un testigo sugirió a lo largo de la jornada que Bird habría podido disparar contra su propia madre, posteriormente la policía confirmó que ésta estaba viva. Algunos vecinos describieron al taxista como "un tipo tranquilo" mientras otros aseguraron que "era amigo de todo el mundo".

El tiroteo comenzó en la calle Duke Street, en la localidad de Whitehaven, según la Policía de ese condado, que pidió a la población de otras dos zonas, Egremont y Seascale, que permanecieran en sus casas hasta nuevo aviso. Al parecer, Bird viajó primero en un Citroën Picasso y luego en otro vehículo por varias poblaciones de la zona, en dirección al sur, hacia el hermoso distrito de los Grandes Lagos. Dejó un rastro de 30 escenarios de disparos con al menos dos armas, ambas en poder ya de la policía. Al final huyó a pie, hasta que decidió pegarse un tiro en un bosque.

Durante las tres horas de macabra peripecia reinó la confusión, con llamadas de la policía a la población para que se encerraran en sus casas o trabajos. Y, sobre todo, que no se enfrentaran al asesino si le veían, solo que llamaran a la policía.