El titular del Juzgado Nº 1 de O Barco decidió ayer el ingreso en la cárcel de Jacobo G.C. que, con una condena por maltratar a una ex mujer con la que tiene un hijo en común, presuntamente apuñaló a su ex pareja la madrugada del jueves en el piso donde ella reside.

El suceso sería el término más violento de una cadena de hechos que, en palabras de la víctima a FARO, le llevaron a denunciarlo en otras ocasiones. En agosto de 2009, cuando la relación llegó a su fin, lo acusó de encañonarla con un arma, denuncia que finalizó en archivo después de que se retractara tras las promesas del joven de que pretendía cambiar.

La víctima comparecerá en los próximos días en sede judicial para refrendar la versión que ofreció el jueves a la Guardia Civil, mientras que Jacobo G.C., que se acogió al derecho a guardar silencio ante la autoridad judicial, pasa sus primeras horas en la cárcel de Pereiro de Aguiar, donde ingresó ayer a las 17.00 horas después de que el juez valdeorrés fechara el auto un par de horas antes.

El magistrado constata que Jacobo G.C. habría cometido un delito de homicidio en grado de tentativa y un delito de malos tratos en el ámbito familiar, por lo que, además de decretar la prisión comunicada y sin fianza, propuesta por el fiscal y rechazada por la defensa, acordó una orden de protección para la víctima.

El auto recoge el relato de hechos de la agresión. A las 02.00 del jueves, mientras víctima e imputado se disponían a cenar, tuvieron una discusión tras la que él, supuestamente, la apuñaló con una navaja causándole heridas en el cuello y los pulmones. La víctima aseguró ayer que Jacobo arremetió por la espalda y le dio dos puñaladas en el cuello, dos en la espalda y una en el brazo, y que utilizó las manos para intentar bloquear las lesiones. La navaja y la ropa de la chica fueron halladas con restos de sangre por la Guardia Civil.

Según indican fuentes presentes en la comparecencia judicial, los dos estaban separados pero en las últimas semanas habrían llegado a verse "una cuatro o cinco veces". Incluso aquella tarde víctima y agresor habrían pasado tiempo juntos, extremo rechazado ayer por la joven, que asegura que "ya no teníamos la mínima relación" a pesar de que "él siempre quería volver". "Incoherente e interesado" es, en criterio del juez, el argumento que Jacobo esgrimió sobre lo sucedido. El joven, en tratamiento psiquiátrico por un episodio de hace tres año, manifestó que no recordaba la agresión y que estas supuestas pérdidas de memoria son habituales debido a la medicación. La defensa no comparte este hecho, ya que el joven intentó curar y contener la hemorragia antes de llamar a una ambulancia. Lo hizo, según la víctima, tras atender sus súplicas y de que ella le asegurara que no iba a denunciarlo.