Las familias de los dos octogenarios con demencia senil y movilidad reducida que iban en silla de ruedas y fallecieron tras pasar varias horas olvidados en la furgoneta de un geriátrico de Ciempozuelos, supuestamente por un despiste del responsable del centro, no presentarán denuncia contra él.

Una de las víctimas, el lucense Amancio Fiallega García, de 81 años, fue enterrado ayer en el cementerio parroquial de Santa María Mayor, en el municipio lucense de Mondoñedo, en el que residió y trabajó como agricultor hasta que hace un año se trasladó a vivir a Madrid con una de sus hijas.

El copropietario del geriátrico de Ciempozuelos, Luis Miguel Aranda, compareció ante las familias, pidió disculpas y admitió su completa responsabilidad en el "error de trágicas consecuencias", por lo que los allegados de las víctimas decidieron no personarse en el proceso judicial.