El juicio por el caso de un joven electricista vigués que sufrió graves heridas tras caerse desde unos ocho metros de altura del cestón de plástico que ató con una cuerda a una carretilla elevadora para cambiar unas luminarias concluyó ayer. La fiscal mantuvo la acusación contra los tres imputados, que se enfrentan a año y medio de prisión, 3.600 euros de multa y el pago de 55.000 euros de indemnización al trabajador, que tenía un contrato en prácticas y cuyas lesiones derivaron en una incapacidad absoluta. "Estoy contento con la forma en que se desarrolló el juicio; creo que la verdad salió a la luz", afirmó el joven tras cerrarse la vista. En el juicio la víctima achacó el siniestro a la falta de medidas de seguridad.