Una mujer de 44 años, de origen marroquí y residente en Badajoz, se convirtió ayer en la primera víctima mortal de la violencia machista en Extremadura en 2010 (y la número 69 en toda España), al ser asesinada de un disparo en la cabeza por su ex pareja, de 59 años y natural de un pueblo de Badajoz, que se suicidó después.

El suceso ocurrió poco después de las nueve de la mañana en el barrio pacense de San Roque, cuando el homicida esperó a que la víctima regresase de llevar al colegio a la hija de ambos, de 9 años, y le disparó varias veces con una pistola. Tras efectuar los disparos, el hombre, que había estado ingresado en un centro psiquiátrico "por intento de suicidio", se disparó a sí mismo y cayó o se tiró, detalle que aún se investiga, desde el cuarto piso en el que vivían al patio interior del bloque de viviendas. El ruido ocasionado es el que sirvió para alertar a los vecinos.

Según informó la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira, en la concentración celebrada por la tarde en la misma barriada de San Roque por la Ejecutiva provincial del PSOE y la Asociación de Mujeres Progresistas en repulsa por este caso de violencia de género, la mujer contaba con una orden de alejamiento en vigor seguida por la Unidad de Protección, Prevención y Asistencia contra los Malos Tratos de la policía. Pereira precisó que la orden, en septiembre, pasó de tener la consideración de riesgo medio a "no apreciado".

Además, especificó que la mujer había denunciado amenazas, pero que no constaba que hasta el día de ayer hubiera sufrido agresiones.

Aunque el hombre era titular de una escopeta, el permiso se le había retirado, razón por la cual la policía investigará cómo pudo hacerse con el arma con el que presuntamente asesinó a su mujer y que podría haber adquirido en el mercado ilegal.

El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, expresó su deseo de que la última muerte por violencia machista en España sirva para avanzar en la necesidad de mantener una "actitud colectiva" frente a este problema.

A su juicio, la respuesta a la violencia machista no puede venir sólo de las Fuerzas de Seguridad o la Justicia, sino que debe de ser el conjunto de la sociedad quien "se levante" contra esta "injusticia".