Cinco integrantes de la banda de atracadores de bancos más buscada de España fueron detenidos ayer en Bilbao. Se les atribuyen unos cincuenta asaltos, uno al mes durante 2008, así como el asesinato de la cajera del banco Santander Estela Calduch, durante el último robo que perpetraron, el pasado mes de octubre, en la localidad tarraconense de Cambrils.

El grupo perpetraba sus robos en la zona norte peninsular, y si bien inicialmente la Ertzaintza informó en rueda de prensa de que habían realizado atracos en Galicia, fuentes de Interior descartaron tal posibilidad a LA OPINIÓN, fijando inicialmente la zona de actuación en Asturias, Cantabria, las tres provincias del País Vasco, La Rioja y Tarragona.

Los cinco detenidos, españoles de entre 35 y 54 años -uno de los atracadores de Cambrils sigue en búsqueda y captura y otros dos fueron detenidos ya hace meses por otros delitos-, llevaban una doble vida en Vizcaya y Cantabria. El autor material del crimen de la cajera del Banco de Santander, Manuel Amancio V.A. Bravo, es un conocido hostelero de Castro Urdiales (Cantabria), natural de Burdeos (suroeste de Francia) y de 49 años.

Para cazar a los cinco miembros de la banda fue necesaria la intervención de unos 150 agentes de cuatro cuerpos de seguridad diferentes: la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d'Esquadra y la Ertzaintza. La operación Cornisa estuvo coordinada por especialistas de los cuatro cuerpos que trabajaron durante varios meses desde las instalaciones de la Ertzaintza en Erandio (Vizcaya). Se trata de una colaboración "sin precedentes", según explicaron el consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, y el delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces, ayer en una rueda de prensa.

"Una parada preventiva"

El operativo se montó a raíz del asesinato de la cajera de Cambrils. Por evidencias halladas por los Mossos en la sucursal y en distintas grabaciones de otros atracos, se estableció la hipótesis de que los autores del robo pudieran pertenecer a una activa banda que operaba, sobre todo en el País Vasco, pero también en Cantabria y Asturias. Ya con la investigación centrada se comenzó a identificar a los miembros de la banda, que tras el crimen de la cajera habían realizado "una parada preventiva" en una actividad delictiva que se inició en 2008, aunque hay indicios que remontarían esos comienzos de 2005.

Las detenciones se produjeron de madrugada, cuando los atracadores estaban durmiendo. En la ciudad de Bilbao fueron arrestados tres miembros de la banda, entre ellos el cerebro de la misma, apodado Johnny. Uno de los detenidos regentaba el restaurante Aritz en la zona de La Casilla. Otra de las detenciones se produjo en la localidad vizcaína de Portugalete. Finalmente, en la localidad cántabra de Castro Urdiales fue capturado el presunto autor material del disparo que mató a la cajera Estela Calduch.

Los atracadores actuaban casi siempre del mismo modo, una vez al mes. Entraban en las sucursales por parejas, disfrazados con pelucas, barbas postizas gafas y gorras, y provistos de armas de fuego con las que amedrentaban a los empleados. Sólo dispararon en la sucursal de Cambrils y aún no se comprende el motivo, puesto que Estela Calduch accedió a darles el dinero. El disparo, que la alcanzó mortalmente en el cuello, se efectuó a través de la abertura por la que los cajeros entregan el dinero, lo que hace pensar que pudo ser accidental. Los atracadores abandonaron la sucursal sin botín alguno.

No así en Asturias. Los asaltantes, entre ellos Bravo, exhibieron una actitud violenta, puesto que llegaron a golpear a uno de los empleados para que les abriese la caja fuerte, de la que cogieron 20.000 euros. El hecho de que los cinco tuviesen negocios o trabajasen les permitía blanquear más fácilmente el dinero de los atracos.

Por el número y la gravedad de los delitos imputados, la policía considera que la banda desmantelada es el grupo criminal español especializado en atracos más importante de los que operaban hasta la fecha en España. La investigación se extiende ahora al blanqueo del dinero que conseguían en sus robos, y que presumiblemente se llevaba a cabo en los negocios de hostelería que regentaban algunos de los detenidos.