Una escuela de la periferia de Río de Janeiro fue ayer escenario de un trágico tiroteo provocado por un ex alumno de 23 años que se suicidó al verse rodeado por la policía tras matar a once niños y herir a trece. La matanza causó consternación en Brasil, un país que pese a los altos índices de violencia no había sido escenario nunca de una tragedia de este tipo. Todo ocurrió en la escuela municipal Tasso da Silveira, en un populoso barrio de las afueras de Río. Los disparos causaron pánico entre los más de 400 estudiantes y entre los vecinos que buscaban noticias. Las víctimas mortales son diez niñas y un niño de entre 12 y 14 años, la mayoría alcanzadas por impactos de bala en la cabeza y el tórax. De los otros 13 heridos, cuatro están en estado grave. Dos de los chicos heridos pidieron auxilio a tres policías en el exterior, y uno de ellos le disparó al atacante en las piernas. El agresor, Wellington Menezes, llevaba dos armas en el cinturón y dejó una nota con referencias al islam y a que estaba infectado por el sida.