El capo cambadés Laureano Oubiña Piñeiro ha logrado su tercer permiso carcelario en dos meses, tras 11 años ininterrumpidos en prisión, para disfrutar del puente de Difuntos. El jueves por la tarde abandonó la cárcel de Dueñas (Palencia) a la que tiene que regresar el próximo miércoles. En esta ocasión tiene casi libertad absoluta de movimientos, incluida una visita a Galicia. Es la primera vez que regresa a su tierra desde que en el 2000 fue extraditado de Grecia, país al que se fugó para eludir la justicia.

La familia apunta que el narco cambadés aprovechará estas fechas para visitar el cementerio de Rubiáns, en una de cuyas sepulturas reposa su segunda mujer, Esther Lago, madre de dos de sus diez hijos. "Sé que pidió estos días de permiso para acudir al cementerio de Rubiáns el martes, pero de momento por aquí no vino ni él ni ninguna de mis nietas. No sé nada de él", aseguraba ayer por la tarde el suegro de Oubiña y padre de la malograda Esther Lago a las puertas de la vivienda de A Laxe, en Vilagarcía.

Y es que Oubiña tiene todavía aquella espina clavada. Se encontraba en la prisión de Alcalá Meco cuando el 28 de febrero de 2001 falleció su mujer en un accidente de tráfico ocurrido de madrugada cuando Esther Lago iba a recoger a una de sus hijas a una discoteca. Entonces acudió al entierro esposado, tras una fuga de algo más de un año con motivo de la operación Ocaso, que supuso la incautación de 15 toneladas de hachís y la detención de los seis tripulantes del barco de bandera hondureña Regina Maris, así como de su esposa y del hijo de ésta, David Pérez Lago. Aquella orden de detención contra Laureano Oubiña coincidiendo con la notificación de su primera condena por narcotráfico en relación a otra operación de hachís; por eso huyó. Antes, ya había sido condenado en la Operación Nécora, la gran redada contra los narcos arousanos de Baltasar Garzón, por delito fiscal.

Desde su extradición de Grecia no volvió a pisar la calle hasta el 23 de septiembre, después de un controvertido auto del juez de Vigilancia Penitenciaria que le dio un permiso extraordinario que ha empleado de forma parcial. El primero de ellos, de dos días y medio de libertad, lo agotó en un hotel de Palencia y el pasado fin de semana disfrutó de otro idéntico por lo que todavía le restan cinco días, que le permiten la "escapada" a su tierra natal.

De momento se desconoce su paradero ya que el reo tiene en esta ocasión casi absoluta libertad de movimientos al no tener que acudir a firmar a diario en la comisaría de policía. Solo se le obliga a dicha rúbrica el día de salida del centro penitenciario y el de retorno.

Su abogado, Enrique Trebolle confirmó ayer por la tarde que Oubiña todavía no había pisado tierras gallegas, aunque reconoce que tiene interés por desplazarse a Rubiáns. De hecho, ya quiso viajar a Galicia el pasado fin de semana, pero el viaje se frustró al no conseguir un billete de avión.

La casona de A Laxe, en la que hace cinco años fue detenido su hijastro, David Pérez Lago, tenía ayer las puertas y ventanas cerradas a cal y canto. En su vecindario reina la expectación ante la próxima visita. Aunque casi nadie quiere hablar de Laureano Oubiña, recuerdan que con la Operación Nécora fueron muchos los vecinos de A Laxe que tuvieron que desplazarse a Madrid para declarar como testigos y, por eso, aún no le perdonan aquellos trastornos en el que se vieron involucradas personas muy jóvenes y sus familias.

A Laureano Oubiña, abuelo de los presos por narcotráfico en España, le quedan unos meses en prisión: saldrá el próximo 17 de julio con sus tres condenas cumplidas. Por eso y ante la ausencia de permisos anteriores, el juez de Vigilancia le ha autorizado ahora sus primeras salidas a modo de preparación para "la reinserción". Aunque su defensa sostiene que debería estar ya en libertad, el Supremo denegó su último recurso.