Cinco años, un mes y 16 días de cárcel. Esa es la condena que le impuso la magistrada del Juzgado de lo Penal número 2 de Ferrol a Óscar José Ferreño Fraga, el hombre que el pasado 25 de junio degolló a su exnovia, de 28 años, en Narón. La joven lo denunció cuatro días antes de morir, el 21 de junio, porque el día anterior por la noche entró en el desván de su casa.

El procesado huyó del trastero porque fue sorprendido por el hermano de la víctima, que relató ante la Policía Nacional que sufría continuas amenazas de su exnovio, con el que mantuvo una relación de un año que se rompió en diciembre de 2010. La joven, Iria García, contó a los agentes ante los que presentó la denuncia y en el juzgado que Ferreño accedía a su casa de madrugada y la amenazaba.

La fiscal y el abogado de oficio del sospechoso, tras escuchar el relato de la fallecida, en lugar de solicitar la prisión provisional del procesado hasta el día del juicio, exigieron su puesta en libertad. El imputado, tres días después de salir a la calle, asesinó a la denunciante. Y doce días más tarde, se sentó en el banquillo de los acusados para responder por los delitos de amenazas, allanamiento de morada y violencia sobre la mujer de los que le acusó la víctima.

El condenado se negó a declarar durante la vista oral, pero la juez dio total credibilidad a las declaraciones que prestó la fallecida en comisaría y en el juzgado de violencia sobre la mujer. Así, la magistrada considera probado en la sentencia que Ferreño, en octubre de 2011, se introdujo de madrugada en la casa de su exnovia "sin que se haya podido determinar la forma". El hombre encendió la luz de la habitación de Iria y le dijo: "como no me contestas al teléfono, vengo a verte". La joven consiguió echarlo de su vivienda. En febrero de 2012, después de que la víctima estuviese hablando con un amigo, entró por la fuerza en su coche, la agarró por el cuello y le dijo: "zorra, andas metiendo a todos en casa, por la tarde voy a ir a ver a Alberto con dos amigos míos", al tiempo que sacó una navaja y exclamó: "os mato a él y a ti, cualquier día le aparece el coche quemado".

A principios del pasado mes de junio, entró en casa de Iria a través de una ventana de la cocina. "No sé por qué no quieres estar conmigo, no sé qué te hice, pobre del que vea contigo, que se prepare, como te vea con alguien te voy a matar a ti y a él". A mediados de ese mes, cuando su expareja repartía pan, entró en su turismo y, mientras la agarraba por el cuello, la zarandeaba y le desgarraba una uña, la amenazó: "eres mala, vas a pagar todo lo que me pase a mí, como me pase algo voy a avisar a dos rumanos para que te linchen y nadie se entera". El 20 de junio, el día antes de que la joven presentase la denuncia, el procesado se coló en el desván de su casa.

El acusado negó estos hechos cuando declaró en el juzgado de violencia y durante la vista oral se acogió a su derecho a no testificar. La magistrada subraya en la sentencia que hay testigos de las amenazas que sufrió Iria, cuya familia estuvo representada por el abogado Pablo Freire. Un amigo de la joven incluso mostró los mensajes que le enviaba atemorizada cuando su expareja se presentaba en su casa. "La víctima fue objeto de un acoso continuo, en su domicilio y lugar de trabajo, de control de sus movimientos, hasta el punto que se vio obligada a abandonar su domicilio para ir a vivir a casa de su hermano antes de su muerte", recalca la magistrada en el fallo.

Ferreño, el 25 de junio, esperó a Iria a las 15.30 horas en un solar en el que solía aparcar el coche y le rajó el cuello.

Óscar José Ferreño Fraga fue denunciado por su exnovia, Iria García, y detenido tres días antes de asesinarla. El 22 de junio, tanto él como la víctima, declararon en el juzgado de violencia sobre la mujer, ambos asistidos por abogados de oficio. Iria contó a los allí presentes, entre los que estaba el juez y la fiscal, las amenazas de muerte y el acoso al que la sometía su expareja. La Fiscalía, en su informe sobre los hechos, demandó que el procesado, en el juicio rápido que se iba a celebrar 12 días después, fuese condenado a cuatro años y cinco meses de cárcel.

Los delitos, según la demanda de castigo efectuada por el Ministerio público, eran graves; y la versión de la joven, creíble. Sin embargo, la fiscal exigió la puesta en libertad sin fianza del sospechoso. Y su abogado se unió a la demanda. El juez solo podía decretar la prisión provisional del procesado si lo solicitaba la acusación. En casos como éste, según fuentes judiciales, es "evidente" que se tuvo que haber adoptado la medida cautelar, ya que la demanda de condena de la Fiscalía era muy alta (cuatro años y cinco meses de prisión) y el juicio se iba a celebrar solo unos días después. Y no solo eso: el arrestado tenía antecedentes policiales y penales. De hecho, había salido de la cárcel en enero de este año, donde ingresó de forma provisional por un delito relacionado con el tráfico de drogas.