El juzgado de lo Penal Número 4 de Pontevedra condenó ayer a una pena de dos años y tres meses de prisión a José Manuel Torres Casalderrey como autor de un delito de lesiones agravadas por golpear de forma violenta a la que era su actual pareja sentimental, unos hechos que ocurrieron el pasado mes de octubre en el domicilio de la mujer, ubicado en el casco histórico de Pontevedra.

Torres Casalderrey ya tenía antecedentes por delitos de violencia de género muy graves, puesto que en 1987 había sido condenado a 23 años de reclusión mayor por parricidio como autor de la muerte de la que era su esposa, Carmen Couto Villaverde, el 13 de octubre de 1986. Unos hechos que se produjeron en el domicilio familiar de ambos.

Torres Casalderrey llegó al edificio judicial de A Parda custodiado en un furgón de la Guardia Civil procedente de la prisión provincial de A Lama. Allí permanece desde que en octubre del pasado año se produjo este nuevo episodio de violencia de género.

Antecedentes

La gravedad de las heridas que causó a su actual pareja, una octogenaria que reside en el casco viejo de Pontevedra, así como sus graves antecedentes fueron claves para que el juez ordenase entonces su ingreso en prisión preventiva.

Ayer, ante el magistrado titular del juzgado de lo Penal 4 de la capital, especializado en violencia de género, este pontevedrés de 63 años de edad reconoció que "golpeó repetidamente a la víctima, dándole puñetazos por todo el cuerpo, mientras le decía que iba a matarla".

El reconocimiento de los hechos por parte del acusado propició que el Ministerio Fiscal rebajase la pena que solicitaba inicialmente de cinco años de prisión, la máxima prevista para este tipo de delitos. Así, rebajó su solicitud de condena a los dos años y tres meses que finalmente aceptó el acusado. En vista de que José Manuel Torres reconoció el delito que se le imputaba, el magistrado procedió a dictar sentencia in voce al finalizar el juicio. Un fallo que es ya firme.

Indemnización

Además, deberá indemnizar a la víctima con 4.500 euros por las lesiones sufridas. Una mujer que gracias al acuerdo de conformidad evitó el mal trago que tener que encontrarse frente a frente con su agresor en el juicio.

Como consecuencia de esta brutal agresión, la octogenaria sufrió traumatismo craneal, hematoma subdural, traumatismo facial, hematoma maxilar izquierdo, heridas en el labio y en el cuello, múltiples hematomas en la parte superior del tórax, en los brazos y en la muñeca, por lo que precisó de una atención médica que requirió neurocirugía. Tardó 77 días en curar.

La sentencia también establece que el acusado no podrá acercarse ni comunicarse con la víctima por un periodo de 10 años. Distintas fuentes indicaron que es muy probable que el acusado no se pueda acoger a la suspensión de la condena que tendría que cumplir probablemente en su integridad. Finalizado el juicio, el acusado regresó a la prisión de A Lama. Fuentes de la investigación indicaron en su día que la nueva pareja del acusado desconocía su oscuro pasado y no sabía que había matado a su mujer en el año 1986.