Los incendios forestales no dan tregua a Portugal, donde ayer seis fuegos de grandes dimensiones obligaron a desalojar a decenas de personas de sus viviendas. Los cerca de ocho mil bomberos y voluntarios que combaten el fuego en la zona central y septentrional, donde ya murió un ganadero de 54 años atrapado por las llamas, recibieron el refuerzo de dos aviones españoles y otros dos franceses.

La ola de incendios que vive Portugal este verano se recrudeció la semana pasada con unas temperaturas más altas de lo habitual y fuertes vientos que han avivado y multiplicado los frentes de los mayores fuegos. De hecho, un grave incendio activo desde el lunes en el municipio de Viseu, en el centro, ya ha calcinado cerca de 3.000 hectáreas forestales, según calcularon ayer las autoridades locales.

El fuego, que se inició en la parroquia de Quinta da Sobreira, seguía activo por la tarde con cuatro frentes, combatidos por 242 bomberos, 86 vehículos, dos helicópteros y dos aviones, informó la Autoridad Nacional de Protección Civil. El organismo encargado de coordinar las operaciones detectó al final de la tarde un total de seis graves incendios, todos en el centro-norte del país, excepto uno declarado en el distrito de Lisboa.

Este último, a unos 90 kilómetros de la capital lusa, movilizó a un notable número de bomberos, 235, acompañados por 70 vehículos.

En el propio distrito de Viseu, asolado por las llamas en 2010, acechaba otro fuego en la localidad de Carregal do Sal, donde fueron destacados casi 200 bomberos.

Otro incendio en el distrito norteño de Oporto, en la localidad de Gondomar, y dos declarados en la montañosa Guarda, en Gouveia, preocupan a las autoridades.

Los últimos fuegos causaron la muerte en Ourém (centro-este) de un ganadero de 54 años y obligaron a evacuar a unos 40 vecinos en Oliveira do Hospital (centro-norte).

La gravedad de los fuegos forestales de este año se acerca a los ocurridos en 2003, 2005 y 2010, años fatídicos para el monte portugués.

Hasta el momento, cerca de 40 sospechosos han sido arrestados este año por la Policía portuguesa acusados de provocar incendios, que entre enero y julio ya han arrasado más de 67.000 hectáreas. Los bomberos, que han perdido un helicóptero pesado, siguen trabajando aún para que el fuego no resurja.

La cantidad y gravedad de los incendios obligó el lunes a Portugal a pedir ayuda europea, y España y Francia respondieron con el envío de dos aviones especializados en el combate al fuego. Protección Civil informó que las aeronaves españolas han empezado ya a apoyar a los bomberos locales en los incendios de la zona más septentrional.