La tragedia del Madrid Arena se debió a una desgraciada concatenación de circunstancias que evidencian la falta de seguridad del evento de Halloween en el que fallecieron aplastadas tres jóvenes de 18 años, entre ellas Katia Esteban Casielles, de origen gallego ya que su abuela materna es natural de Ourense, ciudad en la que también reside en la actualidad una tía. Poco antes del taponamiento mortal, cuando iba a producirse la actuación del DJ Steve Aoki, cientos de jóvenes que se encontraban de botellón en el exterior se colaron en el recinto, buena parte de ellos menores y además sin entrada.

Esta tromba confluyó en uno de los pasillos de acceso a la pista con quienes querían entrar en la misma para contemplar la actuación del DJ estrella de la noche, y los que desde el interior trataban de salir. En el momento en que se produjo el taponamiento, un joven, que ahora es buscado como presunto autor de un delito de homicidio, encendió una bengala, lo que agravó el pánico de los chicos atrapados, incapaces de moverse. Éstas son, por ahora, las conclusiones provisionales de las que han informado los agentes encargados de la investigación.

La policía trata de averiguar además si se superó el aforo, como aseguran numerosos testigos, y como aventuró ayer mismo el juez decano de Madrid, José Luis González Armengol, para quien es evidente que se superó con creces la capacidad. Mientras, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, anunció su decisión de prohibir eventos como este en sus recintos municipales. Según el vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, el Ayuntamiento de Madrid se querellará contra la empresa organizadora del evento si se demuestra finalmente que superó el aforo permitido.

El Grupo V de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid se ha hecho cargo de la investigación del suceso y supervisa las grabaciones de las casi 100 cámaras con las que cuenta el recinto para intentar aclarar lo sucedido. De momento, no se descarta ninguna hipótesis. Los servicios de seguridad, integrados por 38 vigilantes en el exterior del pabellón (dentro sólo había siete), no pudieron evitar la entrada de los jóvenes que se colaban, que coincidieron con otros que se dirigían a las gradas superiores para ver mejor a su ídolo y con aquellos que decidieron abandonar la fiesta. El choque entre ellos originó la avalancha, a la vez que uno de los asistentes prendió una bengala, cuya carcasa ya ha sido localizada por la Policía en la inspección ocular.

Diviertt, la empresa organizadora, propiedad de un conocido empresario de la noche, Miguel Ángel Flores, comunicó que había vendido un total de 9.650 entradas de las 10.600 disponibles. No obstante, ha trascendido que la empresa había comunicado que la fiesta sería sólo para siete mil personas. El propio DJ Steve Aoki aseguró durante su actuación que eran más de 15.000 los asistentes al evento.

Y un miembro de la organización aseguró en Antena 3 que tenía pruebas de que se habían vendido el doble de entradas del aforo. "Es cierto que se vendieron online 9.650 entradas, pero no se cuentan las diez mil vendidas a través de relaciones públicas", incidió. Este mismo miembro de la organización aseguró que el "sobreaforo" está a la orden del día en esta tipo de eventos. Y añadió que, más que un problema de venta de entradas, hubo un problema de seguridad.

En el interior del recinto madrileño donde ocurrió la tragedia sólo había siete vigilantes, y fuera, doce policías municipales, una cifra que para el Colectivo Profesional de Policía Municipal, sindicato mayoritario en el cuerpo, es "a todas luces insuficiente" en comparación con otros eventos similares.

Cuatro jóvenes por metro

Las sospechas de que la organización superó el aforo se han extendido y hasta el juez decano de Madrid, José Luis González Armengol, aseguró que se sobrepasó "con creces" la capacidad del pabellón. "La madre del cordero de lo que ha pasado está en que habrá que comprobar si había personal de seguridad en las salidas correspondientes para que se produjera una evacuación en tiempo y forma", dijo Armengol. E incidió en que "también habrá que hacer una comprobación específica sobre el aforo". El magistrado expresó además su "sospecha" de que por las fotos contempladas por internet "se ha superado con creces el aforo permitido, ya que había una media de cuatro jóvenes por metro cuadrado".

El juez decano subrayó que una de las menores heridas tiene 17 años, "lo que también demuestra que se ha permitido el acceso a menores", y añadió que tampoco se puede acceder a esos recintos con alcohol, sustancias estupefacientes ni elementos como bengalas. Armengol calificó de "desalmado" al joven que prendió la bengala junto al apelotonamiento.

La alcaldesa Ana Botella se ha visto superada por lo ocurrido. "Nunca más, mientras yo sea alcaldesa, cederemos ningún edificio del Ayuntamiento para este tipo de eventos", anunció la regidora. Y fue más allá. Los edificios municipales "no volverán a ser alquilados para fines como éstos". La alcaldesa del PP opinó que el "riesgo es demasiado grande".

Mientras, las fallecidas recibieron ayer el último adiós. Otras dos jóvenes resultaron heridas en la avalancha. De 17 y 20 años, permanecen estables dentro de la máxima gravedad.