Una auténtica tragedia familiar. Ocurrió en Granada, donde un matrimonio de septuagenarios apareció muerto en su domicilio de la pedanía de Pinos Puente, después de que el hombre de 78 años matara a su mujer, de 77, con una escopeta y se quitara luego la vida.

Pero lo que en principio apuntaba a un nuevo caso de violencia machista parece definitivamente no ser tal, ya que los indicios apuntan a que la pareja estaba de acuerdo en acabar con sus vidas, en una especie de suicidio asistido, para no ser "una carga para sus hijos". Así lo dejaron escrito en sendas notas manuscritas en las que también pidieron ser incinerados.

La alcaldesa de esta pedanía, Remedios Jiménez, confirmaba ayer que no existían episodios previos de maltrato ni denuncias, ni constaba entre la familia o los vecinos que la pareja discutiera a menudo. Según una de las hijas, "se les había metido en la cabeza que eran un incordio" porque ambos estaban enfermos. Concretamente la madre, Isabel P.S., llevaba un tiempo impedida en la cama ya que tenía medio cuerpo paralizado por un ictus.

El padre, Antonio V.C., iba a ser operado precisamente ayer de la vesícula, y uno de sus hijos se dirigió a su domicilio para ver si estaban listos. En ese momento, se encontró muerto a su padre. Después a su madre. El matrimonio tenía cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres de entre 40 y 50 años, todos residentes en el municipio.

"Tenían a sus dos hijas, sus nueras, su asistenta, los fines semana todos aquí, siempre en reunión, una familia muy unida. No nos lo explicamos", afirmaba ayer destrozada por el dolor una de las hijas de la pareja, que señaló también que sus padres se querían "muchísimo".

Según le trasladó la Guardia Civil, en la vivienda hallaron dos notas: una en la que decían que no querían ser una carga para sus hijos y que la decisión fue de mutuo acuerdo, y otra en la que pedían ser incinerados. El matrimonio era "muy conocido" en el pueblo, donde ayer se decretó luto oficial. Vecinos se concentraron en la plaza de la iglesia y guardaron un minuto de silencio "en solidaridad con la familia". La alcaldesa quiere hablar con los mayores del pueblo para trasladarles que "nunca son una carga".