Adam Lanza, el presunto autor de la masacre de la escuela Sandy Hook de Newtown, era un joven "callado y tímido", muy inteligente pero también "muy antisocial" y que prefería quedarse solo en casa. Estados Unidos es un país horrorizada ante el alcance de la tragedia que ha costado la vida a veinte niños de entre cinco y diez años, así como a siete adultos, entre ellos la propia madre del asesino, Nancy lanza, que ni era profesora del colegio ni falleció en el centro, sino en la vivienda que compartía con su hijo. Fue allí donde, un poco antes de la matanza, Adam lanza mató a su madre de un tiro en la cara. La Policía la encontró con el rostro completamente desfigurado. El joven cogió entonces dos semiautomáticas (una Glock y una Sig Sauer) y un fusil de asalto (un M4 223, como los utilizados por los soldados norteamericanos en Afganistán e Irak), todas propiedad de su madre, coleccionista de armas, y se dirigió al colegio, a tres kilómetros de su casa.

Contra lo que trascendió inicialmente, allí no le franquearon la entrada, sino que forzó el acceso y, una vez en el pasillo principal del colegio, comenzó a disparar indiscriminadamente. La directora del colegio, Dawn Hochsprung, estaba reunida en ese momento, las nueve y media de la mañana del viernes, con la psicóloga del centro y otros cuatro profesores. Fue una de las primeras en caer. Lanza luego pasó a dos aulas, donde disparó varias veces a su víctimas, con una precisión pasmosa. Murieron en el acto 18 niños y seis adultos. Otros dos niños fallecerían en el hospital. Un séptimo adulto, una profesora, resultó herida en una pierna y un brazo, mientras hacía fuerza en la puerta de un baño para que el asesino no entrase y matase a los pequeños que tenía escondidos.

Los motivos del asesino siguen siendo un misterio, pero ayer se supo que había protagonizado un altercado con cuatro profesores del centro el día antes de la matanza. Tres de ellos están muertos ahora y el cuarto ha sobrevivido quizá porque no estaba en ese momento allí. El miércoles pasado, Lanza intentó comprar un arma automática en una tienda, pero le fue imposible porque el estado de Connecticut ha aprobado una moratoria en la venta de armas, de forma que es el estado en el que es más difícil proveerse de ellas.

"Sé que ella tenía dos hijos, uno muy exitoso que vive fuera, y otro que básicamente siempre se quedaba en casa, muy antisocial", explicó ayer Dan Holmes, amigo desde hace años de la madre de Lanza, Nancy, a quien conoció en un bar de esta pequeña localidad y para quien trabajó en varias ocasiones arreglando su jardín.

Holmes, de 44 años, recordó cómo quedó sorprendido cuando Nancy le contó hace tiempo que se iba a ir de vacaciones a Nueva Orleans (Luisiana) con su hijo mayor, Ryan, pero no con Adam, quien "prefería quedarse solo en casa". "Al parecer era un chico muy inteligente, creo que incluso terminó el instituto más pronto de lo normal", relató Holmes, quien aseguró que nunca vio por Newtown al padre del joven, Peter, un contable casado de segundas nupcias el año pasado y que se mudó a Stamford (Connecticut), a unos 60 kilómetros.

A pesar de que Nancy "era muy reservada y no solía hablar de sus hijos", en el bar donde se reunía con sus amigos, My place pizza, dijo en una ocasión que estaba "cada vez más preocupada" por la situación de su hijo menor, según relató otra amiga de la madre, Victoria Muñoz. "Ahora entiendo que (Adam) tenía síndrome de Asperger (una variante del autismo), me puedo imaginar lo difícil que debió de ser para ella controlarle", añadió Muñoz.

"Era muy callado, tímido y reservado, no tenía demasiados amigos en el autobús, pero era educado", dijo Marsha Moskowitc, de 56 años, quien trabajó durante más de una década como conductora del autobús en el que llevaba a los niños de Newtown a la escuela primaria de Sandy Hook. Una excompañera de Lanza, Olivia DeVivo, dijo al diario New York Times que se podía ver que el joven "se sentía muy incómodo cuando se fijaban en él". Según ese diario, Adam Lanza vivió una "adolescencia turbulenta". "Adam Lanza ha sido un chico raro desde que tenía 5 años", dijo uno de sus excompañeros de colegio, Tim Dalton, en su perfil de Twitter, según publica el diario neoyorquino Daily News. "Pese a lo horrible que fue esto, no puedo decir que esté sorprendido", añadió.

Los testimonios sobre la adolescencia de Lanza se han multiplicado. Un antiguo profesor aseguró que siempre andaba en el grupos de los goths, los góticos, la tribu urbana cuyos miembros sienten predilección por las ropas oscuras y la música siniestra. También se ha señalado que el joven había sufrido una fuerte presión de sus padres para obtener buenas calificaciones.

El director de la Oficina Forense de Connecticut (EEUU ), Wayne Carver, encargado de examinar los cuerpos de los muertos por el tiroteo del viernes en una escuela de Newtown, afirmó ayer que no ha visto "nada igual" en toda su carrera. "No tengo los detalles de todos los fallecidos, pero algunos sufrieron heridas devastadoras. No creo que ninguno de mis colegas haya visto algo así antes tampoco", dijo.

El presidente de EEUU, Barack Obama, reiteró ayer la necesidad de una "acción significativa" para evitar más tragedias como la masacre del viernes, un fatal incidente que ha reabierto el debate sobre la tenencia de armas. Mientras, algunas voces han vuelto a alzarse sobre una regulación para el acceso a las armas, como la del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien aseguró que no basta con las condolencias de Obama. "Escuchamos al presidente Barack Obama expresar sus condolencias a las familias en Newtown, Connecticut. Pero lo que el país necesita de él es un proyecto de ley que arregle este problema", dijo Bloomberg, quien copreside la asociación Alcaldes contra las Armas Ilegales junto a su homólogo de Boston, Thomas M. Menino.

Los profesores del Sandy Hook murieron protegiendo a sus alumnos de la rabia asesina de Adam Lanza. Una de ellas, Victoria Soto, de 27 años, encerró a los críos a su cargo en un baño y se enfrentó cara a cara con el asesino, que dio cuenta de ella sin contemplaciones, según explicó su primo, Jim Wiltsie, a un medio de comunicación estadounidense. Otra de las profesoras, Lauren Rousseau, de 30 años, estaba viviendo el año más feliz de su vida, puesto que por fin podía estar trabajando en un centro de Primaria, después de haber estado intentándolo durante un tiempo. Solo pudo cumplir su sueño durante unos meses.

La directora del centro, Dawn Hoschprung, de 47 años, también cayó asesinada mientras trataba de frenar a Lanza. La psicóloga del centro, Mary Sherlach, interpuso su cuerpo entre el homicida y los menores, pero Lanza no tuvo piedad.

Los supervivientes de la masacre ofrecieron ayer testimonios desgarradores. "Pensé que todos íbamos a morir", aseguró Kaitling Roig, una joven profesora a la cadena de televisión ABC. La mujer escondió a sus 15 alumnos de 6 y 7 años en el baño. "Les dije: 'Sabed que os quiero mucho a todos'. Y pensé que sería lo último que diría, lo último que escucharían ellos, porque creí que todos íbamos a morir", añadió. Una vez en los baños, puso un estante delante de la estrecha puerta, apagó la luz y se quedaron a oscuras. "Les dije que estuvieran completamente en silencio. Tenía miedo de que si él nos oía, entrase. Lo oímos disparar a través de la puerta. Uno de mis estudiantes me dijo: 'Hago kárate, así que voy a sacarte'; otra dijo: 'Quiero a mi mamá'", relató. Finalmente, el asesino no entró.

A través de los altavoces pudieron escucharse algunas de las frases del asesino: "Las manos a la cabeza". Más tarde pudo oírse: "¡No dispares!", según relató una niña superviviente, Brenda Murray, de 9 años.

Los profesores trataron de tranquilizar a los menores indicándoles que se trataba de un ejercicio.