Nancy Lanza era una apasionada de las armas, de la que era una gran coleccionista y en alguna ocasión había confesado el placer que sentía al disparar. La mujer, que creció en una granja de Nuevo Hampshire, junto a tres hermanos, estaba familiarizada con las armas y había inculcado su afición a sus hijos, enseñándoles a disparar, según señalan diversos medios norteamericanos.

El sobrino de la mujer, hijo de su hermana, preguntado por la colección de armas que tenía en casa la madre del autor de los hechos, aseguró que Nancy Lanza "tuvo problemas" con Peter, el padre de Adam, por lo que "interpuso una orden de alejamiento en 2009, después del divorcio". "Nunca le pegó, pero sí la empujó", añadió.

Todo indica que la compra de las armas comenzó después del divorcio, cuando la mujer se quedó en la casa de Newtown junto a su hijo. Cuando Adam era adolescente, su madre decidió retirarlo del centro en el que estudiaba y completar su educación en casa, por no estar de acuerdo con la forma en que se estaba desarrollando la educación del muchacho. La mujer llevaba una activa vida social, aunque nunca había realizado reuniones en su casa. Además, se había mostrado preocupada por los trastornos mentales de su hijo.