Los vecinos de Lérez se llevaron ayer un susto enorme sobre las tres de la tarde por un error de cálculo en las explosiones que se llevan a cabo para realizar el túnel del AVE. Tras una detonación que "sonó igual que un terremoto", los vecinos comprobaron como una lluvia de cascotes y gravilla comenzó a caer sobre los tejados de casas y edificios situados en un radio de 150 metros. El sobresalto fue mayúsculo también para algunos conductores: algunos cascotes dañaron dos vehículos que circulaban por la zona. A última hora todavía se estaban inspeccionando las viviendas y se detectaron desperfectos hasta en tres edificios.