El titular del Juzgado de instrucción número 16 de Valencia decretó ayer prisión provisional, comunicada y sin fianza, para Juan Cuenca, exgerente del club de voleibol CAV Murcia, por su presunta relación con la desaparición y la muerte de una exjugadora del equipo, la internacional holandesa Ingrid Visser, y de su novio, Lodewijk Severin. Según fuentes ligadas al caso, los investigadores sospechan que Juan Cuenca pudo haber contratado a dos sicarios de origen rumano -que también han sido detenidos- para que matasen a la pareja, con la que supuestamente tenía "negocios" que ayer aún no habían trascendido.

El arresto de Cuenca, el primer detenido en relación con los hechos, se llevó a cabo el pasado sábado en Valencia, donde residía. Los otros dos detenidos de 47 y 60 años y de nacionalidad rumana, pasarán previsiblemente hoy a disposición del juzgado. Se les considera, presuntamente, los autores materiales de este doble crimen. Cuenca fue durante varios años gerente y director técnico del Club Atlético Voleibol Murcia 2005, en el que militó la fallecida Ingrid Visser.

Los investigadores creen que el crimen pudo deberse a una deuda contraída por la exjugadora, por su pareja o por ambos y que los rumanos detenidos podrían ser sicarios contratados expresamente por Juan Cuenca para cometer la ejecución de la pareja.

Fuentes conocedoras del caso han desvelado que Ingrid Visser estaba embarazada de unas seis semanas en el momento de ser asesinada. De esta manera, se desmonta la versión que la pareja había dado a familiares y amigos de que se desplazaba a España para someterse a un tratamiento de inseminación artificial en una clínica.

Los investigadores creen que la pareja habría sido "engañada" para acudir a una casa rural alquilada de Molina de Segura, donde le esperaba el propio Juan Cuenca y los dos rumanos detenidos. La pareja habría sido torturada durante horas por los presuntos sicarios, llegando incluso a arrancarle todos los dientes a golpes al marido de la jugadora. Tras ser asesinados, ambos fueron decapitados y sus cuerpos troceados, posiblemente, con una sierra radial, y guardados en bolsas de plástico, que más tarde se enterraron en la finca donde se localizaron los restos mortales de los holandeses.

La Policía Nacional continúa las investigaciones en relación a este caso, que continúa abierto, y no descarta nuevas detenciones.