Rosario Porto y Alfonso Basterra se convirtieron en "los principales sospechosos" del crimen de su hija Asunta al no querer acudir al lugar donde fue hallado el cadáver para identificarlo. El cuerpo de la menor apareció en una pista de Teo la madrugada del pasado 22 de septiembre.

El Correo Gallego, citando fuentes cercanas al caso, informa de que los agentes fueron al domicilio familiar a comunicar a los padres el luctuosos hallazgo en Teo, pero al parecer ambos "rechazaron" acudir al lugar. Algo que causó sorpresa y que convirtió, según el diario, a ambos en sospechosos. La acusación que pesa sobre Porto y su expareja y padre de la víctima, Alfonso Basterra, se elevó de homicidio a asesinato: en el endurecimiento de la calificación pesaron las pruebas forenses al revelar que Asunta era sedada con lorazepam, un ansiolítico cuyo registro más alto corresponde al día de su muerte.