Canceliñas y Álvaro Miguel dos Santos liberaron a las cinco de la tarde del jueves al médico Antonio Veloso. Le entregaron una linterna y le ordenaron que bajase el monte siguiendo el tendido eléctrico en dirección a Padróns. Ese no era el camino más corto a una zona habitada y Canceliñas, buen conocedor del Galleiro, lo sabía.

Si en lugar de caminar hacia Padróns, hubiese ido hacia el barrio de Galleiro, Antonio Veloso habría encontrado casas habitadas a un kilómetro. Sin embargo, siguió las órdenes de los secuestradores y caminó alrededor de 8 kilómetros, durante tres horas, por las pistas de tierra serpenteantes y con la única luz de una linterna, ya que una hora después de ser liberado se hizo de noche.

A mitad de camino, el cableado eléctrico que seguía dejó de verse, pero por suerte el médico ya divisó a lo lejos luces. Era el barrio de A Portela, en Padróns. Tras pasar dos casas deshabitadas, Veloso llamó a la puerta de la primera vivienda en la que vio luz.

Sin embargo, la vecina sexagenaria sintió miedo y se negó a abrirle a pesar de las palabras de auxilio del médico. Siguió caminando, ya por carretera, y a medio kilómetro la casa de Maximino Soto, quien le acogió y avisó a la Guardia Civil.