En 2008 mató a su excompañera sentimental a cuchilladas en la autopista AP-9 y después viajó hasta Cambre (A Coruña) con el cadáver de la mujer en el asiento trasero de su vehículo antes de entregarse en la Guardia Civil. Unos hechos que merecieron su condena a 15 años y medio de prisión en un juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Pero pese a que solo han transcurrido cinco años desde aquel crimen, el asesino, Luis Manuel Conde Faílde, ya está en la calle. El juez de Vigilancia Penitenciaria ha concedido a este condenado por este crimen de violencia machista un segundo grado "especial" que le permite disfrutar de todo el día en libertad y por el que solo debe ir a dormir al Centro de Inserción Social (CIS) de Vigo. El magistrado adoptó la decisión en contra del criterio unánime de la junta de tratamiento de A Lama, donde cumplía la condena. Este caso se produce la misma semana en la que se ha celebrado el Día Internacional contra la Violencia de Género, que busca luchar contra esta lacra, y en pleno escándalo social por la excarcelación de violadores y asesinos debido a la anulación de la doctrina Parot, con la importante salvedad de que a este hombre, pese a no verse favorecido por la polémica derogación y pese a los escasos años transcurridos desde el asesinato, ya goza del beneficio de la semilibertad.

"Estábamos discutiendo por la niña y yo le dije: 'ya estoy harto de ti'. Entonces me abalancé sobre ella con un cuchillo en la mano. Todo fue muy rápido, duró unos 30 segundos". Con esta frialdad, Faílde confesaba el crimen de su expareja Fabiola Mariana Dasilva en el juicio con jurado celebrado en 2011 en Pontevedra. Los hechos se remontaban al 10 de noviembre de 2008, cuando este hombre nacido en Oviedo pero vecino de Cambre salió de su casa en la localidad coruñesa con dos cuchillos de cocina y fue a Vilanova de Gaia, en Portugal, donde debía entregar a la víctima la hija que tenían en común.

Pero viajó solo y la mujer se subió con él confiada en el coche en dirección a A Coruña para recoger a su pequeña. En el trayecto, con la excusa de parar a descansar, él cogió la cazadora donde llevaba los dos cuchillos y se los clavó a la mujer: recibió seis puñaladas. El asesino afirmó que el crimen ocurrió en el área de descanso de San Simón de Vilaboa, pero la sentencia dice que no quedó probado que fuese en ese lugar.

Con un contundente veredicto del jurado que declaró su culpabilidad, recibió una pena de 15 años y medio de prisión por delito de asesinato con alevosía, con la agravante de parentesco y la atenuante de confesión. Pero cuando solo ha transcurrido la tercera parte de la condena, el autor de este crimen ya está en la calle. La razón de ello es que, pese al rechazo unánime de la junta de tratamiento del penal pontevedrés, el juez de Vigilancia Penitenciaria acaba de otorgar al preso un segundo grado con la flexibilidad del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que adopta respecto a cada penado "un modelo de ejecución en el que pueden combinarse aspectos característicos de cada uno de los grados de clasificación". Uno de ellos la incorporación "progresiva" al "medio abierto" y gozar de una semilibertad para trabajar, formarse o en algunos casos también recibir terapia. Y este asesino ya está disfrutando de sus ventajas: de día disfruta de libertad y solo tiene que ir a dormir por las noches, aunque ya no lo hace en A Lama, si no en el CIS de Vigo.

En el juicio por este crimen, la fiscal y la abogada del Estado reconocieron que el asesino colaboró con la Justicia entregándose y no ocultando el cuerpo. La petición de pena se rebajó a 15 años y ésta fue aceptada por la defensa. Pero la letrada del Estado no pasó por alto "la frialdad, terrible y escalofriante, del acusado", quién viajó a 140 kilómetros por hora por la autopista hasta Cambre con el cuerpo "de la madre de su hija" en el coche. La condena impuesta ya era a tenor de la familia de la víctima muy escasa: ellos querían la pena máxima de 20 : "Dejó a una niña sin su madre y eso es lo mínimo que esperamos", decían. Ahora, el asesino ya está en la calle.