Las grabaciones realizadas en los calabozos de la Guardia Civil de A Coruña, donde coincidieron dos noches Rosario Porto y Alfonso Basterra, detenidos al hilo de la muerte de su hija Asunta -hallada en una pista forestal de Teo el 22 de septiembre- y reveladas por A3 en un especial emitido ayer, muestran a un hombre frío, empeñado en calmar a su exmujer, a la que se dirige como "lentejita" o "mi vida", sugiriéndole incluso que practique ejercicios respiratorios. Mientras, ella divaga sobre su situación, su dolor por la pérdida de la hija ("no puedo vivir sin ella", dice), explica que estaba preparando un piso para los dos, y se pregunta por qué la vida le ha "castigado" así. Pero lo más sorprendente es su preocupación por la percepción en su círculo de amistades de ambos arrestos.

Rosario (en un momento en que hablan de Asunta): Bueno, no puedo vivir sin ella.

Alfonso: Ya está lentejita.

Rosario: Me puse bien por ella...

Alfonso: Calma, calma.

Rosario: Y pensaba que podía.

Alfonso: Shhh...

Rosario: Hacerle daño emocional

Alfonso: Calma, calma.

Rosario: Ver a una madre tan tirada, tan rota, pero es que yo no podía con tantas cosas.

Alfonso: Pues claro que no, mi vida, pues claro que no. Calma, calma, que todo se va a solucionar.

Rosario: Tengo que ser fuerte para tirar para delante.

Alfonso: Hay que tirar para delante. Todo se va a solucionar.

Rosario: Y pensaba tirar.

Alfonso: Claro que sí, nena.

Rosario: Y estaba preparando General Pardiñas para los dos.

Alfonso: Claro que sí. Calma. Cuando menos te lo esperes detendrán al culpable. Tú y yo somos inocentes y nuestros amigos saben que somos inocentes, que son muchos.

Rosario: ¿Nos apoya la gente?

Alfonso: Que son muchos, todos nuestros amigos confían plenamente en nosotros.

Rosario: ¿Cuándo te enteraste de que me habían llevado?

Alfonso: ¿Cómo?

Rosario: Que cuándo te enteraste de que me habían llevado.

Alfonso: ¿A ti?

Rosario: Sí.

Alfonso: El mismo día, después.

Rosario: ¿Pero fueron a hablar contigo?

Alfonso: No, me llamaron por teléfono, creo. No te preocupes, calma.

Rosario: Y la gente, ¿qué decía?

Alfonso: Nada, estaba con nuestros amigos, que era una equivocación. Y así va a ser, ¿de acuerdo? Tranquila, relájate, túmbate y descansa.

Rosario: Yo no puedo ir a casa por la niña.

Alfonso: Olvídate de eso, guapa.

Rosario: No puedo olvidarme, Alfonso.

Alfonso: Tranquila, descansa, relájate y respira hondo.

Rosario: Me estoy rompiendo entera.

Alfonso: Olvídate de eso, respira por la nariz, echa el aire por la boca. Calma. Cuando nos queramos dar cuenta, estaremos en la calle en plena libertad.

Rosario: No quiero volver.

Alfonso: Venga, ya está. Ahora trata de relajarte y dormir un poco. Vamos a mantenernos un poquito en silencio.

Rosario: Vale.

Alfonso: Venga, guapa. No olvides que estoy a tu lado y todos nuestros amigos. Y a mi lado, tú estás conmigo, nos queremos y nos vamos a ayudar todos.