El estreno de Rosario Porto como coabogada para defenderse a sí misma en el proceso por el asesinato de su hija Asunta podría demorarse más de lo que ella y su abogado defensor, bajo cuya dirección actuará, José Luis Gutiérrez Aranguren, pretendían. La madre adoptiva de Asunta solicitó estar presente en los interrogatorios de los testigos citados para hoy en el juzgado, pero hace un mes -antes de ser habilitada como letrada por el Colegio de Abogados de Santiago-, se la había citado a la misma hora para una nueva revisión médica en el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) a la que asistirán cuatro médicos. La decisión de permitir su asistencia como coletrada a los interrogatorios y anular la cita médica queda ahora en manos del juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, que podría pronunciarse a primeras horas de la mañana. Gutiérrez Aranguren se temía noche que el juez no iba a permitir que Porto cambiase la cita en el Imelga por los interrogatorios de los testigos.

El magistrado, antes de resolver y en aras del derecho de defensa, ha solicitado a Rosario Porto que argumente por qué es necesaria su presencia en estas declaraciones, pues aunque comparezcan dos letrados por un mismo imputado solo uno de ellos puede interrogar y actuar en cada acto.

En el Juzgado de Instrucción 2 de Santiago se tomará declaración a lo largo de esta mañana a las dos médicos forenses que participaron en el levantamiento del cadáver de la pequeña Asunta Basterra en la pista forestal de Teo el pasado 22 de septiembre, a varios testigos que dicen que vieron a Alfonso Basterra con su hija en la calle la tarde del crimen y a otro familiar del joven cuyo semen acabó en la camiseta de la niña por una contaminación que oficialmente se niega que fuera en el laboratorio de la Guardia Civil.

Rosario Porto y su exmarido Alfonso Basterra están en prisión provisional desde el 27 de septiembre imputados pro el presunto asesinato de su hija. Alfonso la habría sedado con Orfidal hasta que no pudiera defenderse de su madre, que la habría asfixiado con sus propias manos, según consta en el auto judicial que los envió al centro penitenciario de Teixeiro.