Un secuestro de película que se resolvió con la detención de cinco personas hizo vivir a un hostelero en Asturias las tres horas más angustiosas de su vida: el empresario fue retenido y amenazado con una pistola, inmovilizado con cinta americana y bridas y sometido a descargas eléctricas por sus captores, que también le intimidaron demostrándole que tenían datos personales suyos y de su familia. La víctima quedó en libertad después de 180 minutos de cautiverio a cambio de facilitar a los supuestos delincuentes una importante suma de dinero en el futuro, un pago que no se llegó a realizar. Entonces se puso en marcha una importante operación policial.

El suceso comenzó con varias llamadas de teléfono a la víctimas en las que se le ofrecían supuestos productos de hostelería. Cuando el empresario acudió a la cita para ver el material, dos hombres que ocultaban su rostro con pasamontañas y armados lo inmovilizaron con cinta americana y bridas. Uno de los captores obligó al hostelero a conducir hasta un club deportivo de Pola de Siero. Al llegar al destino, otros dos hombres ataron al empresario con cinta americana y unas bridas y le sometieron a descargas eléctricas. También le comunicaron información personal y familiar y le amenazaron tanto a él como a su familia si no entregaba una importante cantidad económica en unos días. La víctima fue liberada bajo esta amenaza, aunque días más tarde, según fuentes policiales, recibió una carta extorsiva en la que los presuntos captores le recordaban la supuesta "deuda" que había contraído. Para entonces, los agentes habían logrado identificar ya a las cinco personas implicadas en el rapto: tres de los autores materiales del secuestro además de la hija de uno de ellos y otro hombre, quienes habrían colaborado en la extorsión.