Ya no hace falta contratar los servicios de un detective privado para saber lo que está haciendo una determinada persona. Si se tiene un smartphone -teléfonos con conexión a internet- solo hay que bajarse una aplicación y listo: al alcance de la mano los servicios de un detective privado electrónico. Cada vez son más las aplicaciones de este tipo que se encuentran en la red, una tendencia cada vez más extendida que preocupa, y mucho, a las fuerzas de seguridad del estado.

Ayer, la Guardia Civil de Alfoz de Burgos detuvo a D.H.P., de 23 años, por espiar supuestamente a su pareja mediante una aplicación que había instalado en su teléfono móvil. El joven está acusado de ser el autor de un delito de descubrimiento y revelación de secretos y de un delito contra la intimidad. Al parecer, hace unos días, el ahora detenido pidió el móvil a su pareja bajo el pretexto de que se lo iba a actualizar. En su lugar aprovechó para instalar una aplicación espía con la que controlaba en tiempo real la posición del terminal telefónico de su pareja, así como las llamadas y mensajes que recibía y enviaba su propietaria. La mujer comenzó a sospechar al apreciar que la batería del teléfono duraba pocas horas, y lo denunció a la Guardia Civil. Los agentes localizaron al joven, que reconoció los hechos y fue detenido. El teléfono móvil del acusado fue intervenido para su estudio por parte de personal del Equipo de Investigación Tecnológica de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Burgos.

Rastreando la Red, son muchas las aplicaciones que existen para poder seguir, gracias al GPS, el recorrido que hace una persona en un determinado momento o durante un largo periodo de tiempo. El proceso es sencillo. El "espía" tiene que conseguir el móvil de la espiada o del espiado y acceder a su tienda de descarga de aplicaciones. Sin que la víctima lo sepa, el autor de la vigilancia instala una de estas "apps" en el aparato y ya podrá cumplir su objetivo. Los sistemas son variados. Hay aplicaciones que envían un correo electrónico con el recorrido que ha realizado la persona vigilada, otras que mandan un mensaje cada media hora con la situación de la víctima, y otras que permiten observar en tiempo real el camino que sigue el o la espiada. Según algunas estadísticas de descargas, realizadas por diferentes portales de Internet, las parejas son las que más utilizan este tipo de software, pero también lo hacen algunas empresas.

En el primero de los casos, los celos o la desconfianza suelen provocar que la pareja atente contra la intimidad de su compañero o compañera, olvidándose de que puede estar cometiendo un delito. En el segundo de los casos, los móviles de empresa facilitan a las compañías la labor de instalación de estas apps. Así, pueden saber dónde se encuentra cada uno de sus empleados en cada momento.

Además de las aplicaciones de localización, otra moda en alza son las descargas de soportes que permiten la grabación de voz, imagen e incluso ampliar y ecualizar un sonido lejano sin que nadie se percate de ello. Sin la necesidad de hacer ningún movimiento brusco ni apretar ni siquiera el botón de la cámara del aparato, estas aplicaciones retienen todo lo que el propietario desee conservar para reproducir o utilizar posteriormente. Es más, hay programas que permiten autoenviarse una supuesta notificación -el aviso de un mensaje, un correo electrónico o una llamada perdida- y con sólo pulsar sobre ella, empieza a grabar todo lo que está sucediendo y almacena los datos del lugar y hora donde ha sucedido. También hay otras que permiten, gracias a una especie de cámara con control remoto, ver todo lo que tiene delante en ese momento el teléfono móvil de la persona que se decida espiar, e incluso un ordenador o una tableta, sin importar el lugar en el que se encuentre.