Todo está documentado en grabaciones de vídeo que recogen presuntas lesiones, humillaciones y actos sexuales obligados a un hombre que habría sido víctima del matrimonio con el que convivía. Había intentado mantener relaciones con la mujer de su amigo. Esa fue la espoleta. En varios días de octubre y noviembre del año 2010, I.F.D.J. situó sórdidos episodios como el de verse encerrado en una cuadra, ser lesionado con un hierro incandescente e incluso tener que practicar una felación cuando estaba presente una niña de dos años, hija del matrimonio. Según la denuncia, hasta tuvo que comer las heces de la menor y fue "paseado" desnudo por Presqueiras, una aldea de Baños de Molgas donde residía la pareja.

El fiscal apunta al matrimonio como los dos principales inculpados de los hechos. Para el varón pide 23 años y 10 meses de cárcel por 5 delitos distintos: agresión sexual con carácter continuado, lesiones, contra la integridad moral, detención ilegal y exhibicionismo o provocación sexual.

A su esposa la acusa de un total de todos los delitos menos el primero, y pide 16 años y 4 meses. Otras dos mujeres que eran pareja se sentarán en el banquillo -se exponen a menos de 2 años- porque, según el fiscal, se dedicaban a grabar pero "sin intervenir ni prestar ningún tipo de ayuda" al principal acusado, F.P.L, de 22 años, que llegó a estar en prisión preventiva.

En el sumario se detalla que el 31 de octubre de 2010, el imputado empezó a reprochar a su amigo que hubiera querido mantener relaciones con su mujer y coacusada, Z.R.N., de 23 años. También lo culpaba de sustraerle un móvil. Presuntamente, empezó a empujar a la víctima contra la pared de la habitación, lo arrojó al suelo, lo obligó a quitarle la ropa y lo conminó a que se masturbara bajo amenazas de que lo golpearía. Después, según el fiscal, el acusado le habría obligado a realizarle una felación.

El 4 de noviembre, habría obligado a la víctima a que se introdujese los dedos en el ano. Como se negó, presuntamente lo sujetó contra una silla introdudiéndole dos dedos y obligándolo a permanecer en esa situación unos 10 minutos. Mientras, el resto de acusados grababa. La escena era presenciada por la menor. La Fiscalía reprocha a los imputados que no se preocuparan "en ningún momento del grave perjuicio que para la identidad sexual de la menor suponía presenciar tales acciones obscenas".

De rodillas sobre granos de arroz. En un día sin determinar, la esposa habría cogido un hierro caliente, de los que se usan para la apertura de las cocinas, golpeando a la víctima en una pierna. Sufrió una quemadura que le ha dejado una cicatriz. En otra ocasión, el matrimonio supuestamente obligó al hombre a ponerse contra la pared, de rodillas y sobre unos granos de arroz y dos libros en cada mano. Lo amenazaban con pegarle si alguno se caía. Pero la víctima estuvo además retenida. Según la acusación, la pareja lo condujo a una cuadra próxima donde se guardan ovejas y allí lo dejaron encerrado. También habría permanecido en otra dependencia de animales situaa bajo la casa. Durante media noche estuvo atado con unos cables a una silla.

La acusación sostiene que los acusados actuaron de forma conjunta para denigrar al hombre. En uno de esos episodios, lo habrían obligado a estar desnudo mientras que F.P.L. y otra acusada, H.L.C., de 31 años, le ordenaban comerse las bragas de Z.R.N., quien pasaba por la cara de la víctima un pañal de su hija pequeña haciéndoselas comer. Estaba presente la última implicada. M.L.S., de 34 años. Grabó imágenes y, según la Fiscalía, paseó al hombre desnudo por el pueblo.

La víctima tuvo que recibir asistencias médicas y padece un síndrome de estrés postraumático moderado. El fiscal pide 4.000 euros en concepto de daños morales, entre otras indemnizaciones.

El principal acusado, F.P.L., tenía en su casa las pruebas de cargo. Las defensas intentarán rebajar al máximo la condena toda vez que las grabaciones acreditan por sí mismas hechos presuntamente delictivos.

Agentes de la Guardia Civil acudieron el 13 de noviembre de 2010 al domicilio del acusado para requerirle el material de grabación y almacenaje de los vídeos. Los policías se llevaron un ordenador y una cámara de fotos, así como la clave personal del imputado para poder examinar los contenidos.