Los viejos timos nunca mueren y con la llegada del verano recuperan fuerza frente a los más actuales ciberdelitos. El tocomocho o timo de la estampita ha dejado a una vecina de Gondomar (Pontevedra) sin 2.000 euros y sin las joyas que llevaba puestas. La mujer había retirado el dinero de una sucursal bancaria cuando en plena calle se le acercó una joven, que aparentaba una minusvalía, y le preguntó una dirección a la vez que le enseñaba un bolso lleno de dinero que aseguró había encontrado debajo del asiento del autobús.

Entonces entró en escena otra mujer que entabló conversación con ellas y le dijo a la joven que la calle por la que preguntaba estaba en Tui. Al ver el bolso con el dinero dijo que habría unos 200.000 euros y propuso a la víctima que lo mejor era que se repartieran entre ambas el dinero pues la joven "discapacitada" podría perderlo o dárselo a otra persona. En ese momento llegó el tercer compinche. Un hombre con un coche gris en cuyo vehículo se introdujeron para ver cómo podrían hacer para que la chica les entregase el dinero.

El conductor salió del coche, se dirigió al banco y regresó con un sobre con 10.000 euros en billetes. Entonces se ofreció a llevar a la víctima al banco, momento en la que esta les dijo que ya había ido y que tenía 2.000 euros. Como les parecía poco le pidieron las joyas que llevaba puestas para dar mayor confianza a la chica joven que tenía el bolso lleno de dinero. Una vez en el coche llevaron a la víctima a Nigrán y cuando se bajó para comprar un bocadillo en un bar, los timadores arrancaron y huyeron a toda velocidad con el dinero, las joyas y el teléfono. Las fuerzas de seguridad han abierto una investigación para localizar a los sospechosos y tratan de detectar si hay más víctimas del mismo grupo.

El caso de Gondomar es similar al que sufrió un vecino de Ourense de 67 años hace dos semanas a la salida del hospital de Verín. Los timadores eran tres extremeños jóvenes con antecedentes que fueron detenidos en la autovía Rías Baixas cuando intentaban salir de Galicia. En aquella ocasión la caja de dinero la había encontrado uno de ellos, que aparentaba una discapacidad, en el tren. El estafado retiró del banco 7.000 euros pero los timadores le arrebataron el sobre en cuanto llegó, tirándole al suelo y huyendo a toda velocidad en un coche. La víctima alertó a un familiar y la Guardia Civil montó el control que permitió arrestar a los timadores y recuperar el botín.

El principal problema de estas estafas es que muchos de los afectados no llegan a denunciarlas. En la mayoría de los casos los timadores forman grupos organizados e itinerantes que se desplazan a distintas provincias para evitar ser identificados y detenidos.