Al menos 367 personas han muerto mientras que 1.400 resultaron heridas y hay más de 200 desaparecidas a causa del terremoto de 6,5 grados en la escala de Richter que ayer afectó a una zona de la provincia de Yunnan en el suroeste de China.

El seísmo, el peor ocurrido en Yunnan en catorce años, se produjo a las 16.30 horas local (a las 08.30 horas en España). La zona afectada es un área alejada y exclusivamente agrícola con viviendas muy precarias y de antigua construcción. Los expertos han detectado el epicentro en el condado de Ludian, con 439.000 habitantes y el hipocentro a unos doce kilómetros de profundidad.

Las autoridades han enviado 2.500 militares y más de 700 policías y bomberos que forman equipos de rescate. Con ellos trabajan también una docena de perros que tratan de encontrar supervivientes entre los escombros a pesar de las dificultades que acarrean las lluvias que caen en la zona.

El Ejecutivo ha trasladado también 2.000 tiendas de campaña, 3.000 camas plegables, 3.000 mantas y 3.000 abrigos a la región además de productos básicos llevados por la Cruz Roja de China. Según datos de las autoridades, más de 12.000 casas se derrumbaron por el terremoto y unas 30.000 se vieron dañadas.

Un estudiante universitario, Mao Hao, que trabaja como voluntario en las tareas de rescate en la zona del epicentro, explicó que vio numerosos cuerpos enterrados bajo los escombros y cómo él ayudó a unas cuarenta personas a salir de viviendas derruidas. Ma Liya, vecina de Ludia, contó que las calles parecían "un campo de batalla tras ser bombardeado".

La ONU ofreció a China asistencia para los afectados. "La ONU está lista para dar su apoyo a los esfuerzos para responder a las necesidades humanitarias creadas por el desastre y a movilizar cualquier ayuda internacional necesaria", señaló el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en un comunicado. La nota traslada las condolencias de Ban al Gobierno chino y a las familias de los fallecidos, así que como su respaldo a los heridos y otros afectados.