Los ordenadores ya no son el principal blanco de los ciberdelincuentes para hacerse con datos confidenciales de los usuarios, que han dado el salto a los teléfonos de última generación. Los Iphone y los Android centran su atención porque son una fuente completa de datos si no se protegen. Se cuelan a través de aplicaciones que dan acceso a los servicios de pago de la telefonía móvil y se hacen con la contraseña. De ahí el número de la tarjeta de crédito o la cuenta bancaria, el correo y todos los contactos del teléfono pasan a su poder, incluida la geolocalización del teléfono que permite determinar donde está su usuario.

En Galicia se han detectado ya casos de secuestro de teléfonos, si bien no se ha presentado ninguna denuncia, tal vez porque se optó por pagar. El ciberdelincuente accede a la web del dispositivo móvil, bloquea el teléfono y pide un rescate a cambio de liberarlo. En el caso de particulares no es tan grave como en el de teléfonos que son de las empresas.

Si se cae en un ataque de phishing la mejor forma de actuar es cambiar las contraseñas, revisar las cuentas bancarias, avisar a las Fuerzas de Seguridad y alertar a la empresa a la que se ha tratado de imitar, aconsejan los expertos.

"No hay que tener miedo a denegar aplicaciones. El teléfono no va a estallar ni va a dejar de funcionar", aseveran técnicos de la Guardia Civil. Su principal consejo par ano ser víctima de este tipo de delitos es sencillo: protección del teléfono y sentido común. "Si un amigo de alguna red social con el que no tienes mucho contacto te manda un mensaje en el que se ha quedado tirado en Australia o en cualquier país lejano donde no le funcionan las tarjetas de crédito y te pide que ingreses dinero en una cuenta, que te lo devolverá, seguro que es un phishing, apostillan.