León rindió homenaje ayer, entre lágrimas y respetuosos aplausos, a los tres "ángeles de la montaña" fallecidos anteayer domingo durante un rescate en la vertiente leonesa de los Picos de Europa. Cientos de personas arroparon a los familiares y compañeros del capitán Emilio Pérez Peláez, el teniente Marco Antonio Benito y el guardia José Martínez Conejo (pilotos los dos primeros), que entregaron sus vidas por ayudar a un deportista que se había accidentado mientras realizaba una prueba en el pico La Polinosa, en el macizo del Mampodre.

Al funeral celebrado en la catedral, acudieron el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que impuso a los fallecidos las cruces al mérito con distintivo rojo de la Guardia Civil y de Protección de Civil, y el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, entre otras autoridades, como el director general de Justicia e Interior del Principado de Asturias, José Luis Villaverde.

Al dolor de los agentes de la Comandancia de León se unieron numerosos guardias de otras comunidades, como el subteniente José Luis Llamazares, jefe de la Unidad del Grupo de Rescate Especial e Intervención en Montaña (Greim) con base en Mieres, y buen amigo, "casi familia", del capitán Pérez. "Murieron como querían morir, ayudando a los demás en la montaña", indicó Llamazares, que se retirará el próximo diciembre.

León despedía ayer a "unos héroes", en palabras de muchos de los presentes, que abarrotaron la catedral en un funeral oficiado por el obispo castrense, Juan del Río, junto con los obispos de León, Julián López, y de Astorga (León), Camilo Lorenzo. Tras el velatorio de los cadáveres, en la Comandancia de Gijón, en torno a las cuatro de la tarde, las familias de los fallecidos pudieron despedirse en la intimidad de sus seres queridos.

A las cinco menos diez de la tarde llegó a la plaza de la catedral el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acompañado por el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa; el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el delegado del Gobierno, Ramiro Ruiz Medrano.

Minutos después, con los agentes de la Guardia Civil formados en la plaza leonesa, hicieron acto de presencia familiares de los tres fallecidos, asistidos por psicólogos de la Junta. Allí, los presentes les dedicaron ovación cerrada con la que buscaban reconfortar a las viudas e hijos de los fallecidos y mostrar su admiración por quienes dieron su vida en acto de servicio.

Posteriormente, escoltados por varias patrullas del Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local, llegaron al lugar los vehículos con los tres féretros de los agentes, también entre aplausos, que fueron portados a hombros por guardias civiles hasta el centro de la plaza, mientras la banda de música interpretaba la marcha fúnebre. La llegada del guardia superviviente, Enrique Ferrero, fue especialmente emotiva. Fue entonces cuando el ministro Fernández Díaz impuso sobre los féretros las cruces al mérito con distintivo rojo de la Guardia Civil y de Protección de Civil, mientras sonaban los acordes del himno nacional. Otro momento emotivo fue cuando el ministro besó con unción los féretros.

Luego tendría lugar la misa de funeral. El obispo castrense afirmó que Emilio, Benito y José fueron "hermanos que dieron la vida por los que amaban", porque "amaban España y el ejercicio del deber bien cumplido" y, "sin pensar en hijos, esposas o familiares, se entregaron por el bien de un ciudadano". "Fue un acto que dignifica a la sociedad frente al individualismo", añadió Del Río.

Los Bomberos del SEPA rescataron en la tarde de ayer a un montañero que había quedado enriscado en la Torre Saint Saud, junto al Torrecerredo, a 2.560 metros de altura. Fue el propio escalador quien llamó a emergencias a las tres de la tarde. Había subido al risco, pero no podía bajar. Un helicóptero depositó a un rescatador que ayudó a izarlo, tras el despliegue de unos 20 metros de cable. Lo depositaron en el Jou de Cerredo, y luego se dirigió al refugio de Cabrones, donde tenía sus cosas.