El pasado septiembre un violento asalto en la casa rectoral de Santa María de Cruces (Padrón), del que todavía no se han producido detenciones, finalizaba con el párroco herido y su asistenta fallecida. Y apenas tres semanas después otra casa rectoral, la de Pontedeume, vuelve a ser objeto de otro atraco. Tres encapuchados entraron de madrugada en el inmueble mientras el sacerdote dormía e, intimidándole con una pistola, le sustrajeron dinero, la tarjeta de crédito y otros efectos.

Ocurrió en torno a las 03.30 horas de la madrugada del sábado para el domingo. El cura, José Ramón Caspón Raposo, de más de 80 años, dormía en su dormitorio cuando irrumpieron allí tres ladrones. Llevaban una linterna y una pistola que, según relataba horas después el párroco, no parecía real. Los asaltantes le pidieron dinero. "Se llevaron la recaudación que había en los cepillos y lo que tenía el cura en la cartera; también se hicieron con su tarjeta de crédito y con su PIN, pero de ahí no lograron tampoco una cantidad muy elevada", afirmó Gabriel Torrente, alcalde de Pontedeume, que estuvo con el sacerdote ayer por la tarde. Según fuentes citadas por Europa Press, el botín podría ascender en total a unos 2.000 euros.

Teléfonos y ordenador

Los ladrones, que revolvieron por toda la casa y que también sustrajeron un ordenador portátil y dos teléfonos móviles, ataron de pies y manos al cura y lo dejaron sobre la cama. "Contó que no fueron violentos, que no lo golpearon", agregó el regidor, que concreta que el cura también le refirió que el momento de más nerviosismo lo pasó "cuando lo dejaron atado en la vivienda". Pese a ello, tras permanecer en torno a dos horas en esta situación, el párroco logró liberarse parcialmente de las ataduras y llegar a rastras hasta la cocina, donde se hizo con un cuchillo con el que cortó totalmente las bridas. Así, pudo trasladarse hasta un despacho, desde donde telefoneó a la Guardia Civil, cuyo grupo de la Policía Judicial se ha hecho cargo de la investigación y ya estuvo recabando pruebas en la casa rectoral, que ya sufrió otros atracos con anterioridad, para tratar de localizar a los autores de estos hechos.

Horas después del asalto, el cura, todavía nervioso, ofició una de las misas de la mañana, aunque después le sustituyó un hermano ya que él se trasladó hasta Ferrol para declarar ante los investigadores. El regidor de Pontedeume mostró su confianza en que el caso pueda ser resuelto lo más pronto posible.